El informe es demoledor. Reconoce que los abusos sexuales en el sector han sido endémicos durante mucho tiempo. Denuncia que las autoridades de estas instituciones no han sabido afrontar el problema, y que han estado más preocupadas de proteger su reputación que de ayudar a las víctimas, mostrando una “complacencia rayana en la complicidad”. Critica la falta de transparencia para informar de los abusos. Y advierte que esta falta de respuesta ha favorecido que depredadores sexuales pasen de una institución a otra sin ser detectados.
El informe no tiene nada que ver con obispos ni con clérigos. Es un
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.