Los obispos católicos envían un claro mensaje pro vida a Obama

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Reunida por primera vez tras la victoria de Obama, la Conferencia Episcopal de EE.UU. ha enviado una clara señal a la Administración del presidente electo: la Iglesia católica ofrece su colaboración para todo lo que suponga avanzar en la justicia social, pero hace de la defensa de la vida una prioridad y muestra su unidad para luchar contra todo lo que suponga favorecer el aborto.

En particular, los obispos están preocupados por la posible adopción de una propuesta de ley, la Freedom of Choice Act (FOCA), que quitaría todas las restricciones al aborto en las leyes estatales y de federales, y que prohibiría cualquier “interferencia” en el aborto a petición. Obama no estaba entre los promotores de la propuesta en el Senado en 2004, pero en un discurso en 2007 al Planned Parenthood Action Fund dijo que firmar la ley sería “una de las primeras cosas que haría como presidente”.

Al finalizar la reunión anual de los obispos del 10 al 13 de noviembre en Baltimore, el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Francis George de Chicago, publicó una declaración oficial que hace especial énfasis en la línea pro vida.

“Los obispos de la Iglesia católica en los Estados Unidos reconocen este momento de transición histórica y esperan con interés trabajar con el presidente electo Obama y los miembros de nuevo Congreso por el bien común de todos”, aseguró el cardenal. En esta oferta de colaboración destaca algunos puntos: justicia social, leyes sobre inmigración, mejora de la educación y de la sanidad para todos, defensa de la libertad religiosa y de la paz.

Pero enseguida la declaración se centra en la cuestión de la defensa de la vida del no nacido, frente a las nuevas amenazas que implica la FOCA, pues daría paso a una legislación más radical que la que supuso la decisión del Tribunal Supremo en 1973.

Esta propuesta “privaría al pueblo americano de los cincuenta estados de la libertad que ahora tiene de establecer modestas restricciones y regulaciones de la industria del aborto”. Regulaciones como la notificación parental en abortos de menores, la prohibición del aborto por decapitación, la protección del feto nacido vivo tras un aborto, la información a la mujer sobre las consecuencias del aborto, serían suprimidas. Las clínicas abortistas quedarían sin ninguna regulación. La enmienda Hyde que restringe la financiación federal de abortos desaparecería. En suma, “FOCA tendría consecuencias letales para la vida humana prenatal”.

También “tendría efectos destructivos sobre la libertad de conciencia de los médicos, enfermeras y personal sanitario cuyas convicciones personales no les permiten cooperar en la muerte de niños no nacidos. Y amenazaría las instituciones sanitarias católicas y de beneficencia”. Los obispos temen, en efecto, que los hospitales católicos se verían en la alternativa de ofrecer el aborto como un servicio más, o exponerse a reclamaciones judiciales o llegar a tener que cerrar sus puertas.

Los obispos muestran también su preocupación por “las mujeres cuya vida ha sido desvalorizada porque creían que no tenían más solución que abortar a su hijo”, con las consecuencias psicológicas y espirituales que luego se revelan en “el pesar y la depresión de muchas mujeres y hombres”.

Finalmente la declaración hace una interpretación de las recientes elecciones. “La reciente elección se decidió principalmente por la preocupación por la economía, por la pérdida de empleos y de viviendas y por la seguridad financiera de las familias, aquí y en mundo. Si la elección se malinterpretara ideológicamente como un referéndum sobre el aborto, la unidad deseada por el Presidente electo Obama y todos los americanos en este momento de crisis sería imposible de conseguir. (…) Una agresiva política pro-aborto, con leyes y decretos presidenciales alienarán permanentemente a decenas de millones de estadounidenses, y serán vistas por muchos como un ataque al libre ejercicio de su religión”.

Al comienzo de la campaña para las elecciones presidenciales, los obispos publicaron una declaración, “The Challenge of Forming Consciences for Faithful Citizenship” (cfr. Aceprensa 18/08), que daba importancia a la lucha contra el aborto y a otros temas de defensa de la vida, pero señalaba que los católicos no eran votantes de un solo tema. Según los sondeos a la salida de las urnas, el 54% de los votantes católicos apoyaron a Obama. Ahora la nueva declaración ha querido enviar a la nueva Administración el mensaje de que no habrá “tregua” en la cuestión del respeto a la vida, como dijo uno de los obispos.

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