La semana laboral de cuatro días que inauguró Volkswagen el año pasado ha vuelto a cinco días en buena parte de las fábricas de la zona occidental de Alemania. El principal motivo es que, con la suave recuperación de la economía, ha aumentado la demanda y los empleados no daban abasto. De este modo, lo que se presentó como una iniciativa pionera para luchar contra el paro parece reducirse a una experiencia efímera.
Aunque en el segundo trimestre de 1994 subió la demanda mundial de coches Volkswagen, no fue necesario ampliar el horario de trabajo. En cambio, la demanda de camiones y piezas de recambio aumentó tanto que en muchas fábricas se ha vuelto de hecho a trabajar entre 35 y 40 horas semanales, cobrando sólo por las 28,8 horas de la semana establecida de 4 días.
Para paliar la reducción de salarios, la compañía ha establecido a cambio un tiempo adicional de vacaciones. Por ejemplo, los jefes de la planta de Kassel, que cuenta con 17.000 empleados, han propuesto volver temporalmente a la semana laboral antigua, de 40 horas, compensándolo con una semana de vacaciones entre cada cuatro.
De esta manera, la Volkswagen pretende seguir ahorrando en salarios los 1.600 millones de marcos previstos. Pero no todo marcha según lo planeado: para suplir las horas de los que están de vacaciones extraordinarias, la empresa ha proyectado trasladar empleados de las fábricas menos ocupadas a las congestionadas. Y para convencer a los empleados les ofrece un extra mensual, así como alojamiento y transporte semanal gratuito a la nueva ciudad. La oferta cuesta a Volkswagen 1.600 marcos mensuales por trabajador que se traslada, por ejemplo, de la planta de Emden a la de Kassel.
En otras fábricas, como la de Hannover, los traba-jadores hacían tantas horas extraordinarias que, al fi-nal, la compañía ha tenido que negociar con los sindicatos. Se han acordado salarios regulares de 35 horas y pluses del 20% al 40% por horas extraordinarias.