Se reducen las distancias entre países ricos y pobres

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Según el último Informe sobre Desarrollo Humano (IDH), publicado a mediados de julio por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se han agrandado las diferencias económicas entre los más ricos y los más pobres de la Tierra. En 1960, la quinta parte más rica de la población mundial tenía ingresos 30 veces superiores a los del quinto más pobre, mientras que en 1997 la proporción era de 74 a 1. Además, el PNUD destaca que «80 países registran una renta per cápita inferior a la de hace una década». Sin embargo, el último IDH incluye en Asia la mitad de países con desarrollo bajo que hace cinco años y ninguno de los cinco que contaba en América, y cuadruplica el número de países africanos con desarrollo medio.

Esto indica que las diferencias de renta no reflejan exactamente las diferencias de bienestar: eso precisamente pretende señalar el PNUD al elaborar el IDH, que no tiene sólo en cuenta los datos económicos. De hecho, casi todas las medidas de calidad de vida muestran que se acortan las distancias entre los países desarrollados (PD) y los países en desarrollo (PED).

Por ejemplo, en los últimos treinta años, la diferencia entre la esperanza media de vida en los PD y la de los PED ha pasado de 22,8 años a 11,6. En el mismo periodo se redujo también la diferencia entre unos y otros países en lo que respecta a mortalidad infantil: de 187 a 94 por mil.

La alimentación también ha experimentado mejoras: el valor nutricional medio actual para los 2.000 millones de personas más pobres del mundo (2.369 calorías diarias) es superior a la media de los PED en 1969 (2.140 calorías). Esto significa que los menos favorecidos del planeta están, por término medio, por encima del consumo mínimo para evitar la desnutrición (2.000 calorías diarias) y cerca del considerado normal (2.400-2.700 calorías diarias). También en este terreno, el progreso de los PED los ha acercado a los PD: la diferencia ha bajado de 1.050 a 800 calorías en treinta años.

En cuanto a las desigualdades económicas, son más significativas -y menores- las que se dan en el interior de los países que las existentes entre los más ricos y los más pobres de todo el mundo, pues con estas se comparan niveles de precios muy diversos.

La distribución de rentas en un país es un buen indicador de desarrollo: los PED presentan mayor desigualdad que los PD. También en esto la evolución ha sido positiva, con dos excepciones: Latinoamérica y Europa oriental son hoy menos iguales que hace treinta años. Ahora, un extremo está ocupado por Sierra Leona, donde la proporción entre los ingresos del quinto más rico y el quinto más pobre de la población es de 63 a 1; otros países de África -como Guinea Bissau o Lesotho- y de Latinoamérica -como Brasil o Paraguay- rondan el 60 a 1. En el polo opuesto están naciones ex comunistas como Eslovaquia, donde la proporción es menor de 3 a 1. Japón y los países más desarrollados de Europa son también muy igualitarios, con proporciones en torno al 4,5 a 1.

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