Nueva estrategia para los años 90

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La experiencia ha mostrado que el desarrollo no depende sólo de factores económicos y de la acción estatal. Por eso los organismos de ayuda están prestando cada vez más atención a la capacitación humana y al fortalecimiento de la sociedad civil. También el Banco Mundial está adoptando esta estrategia de actuación. Así lo exponía su vicepresidente, Ismail Serageldin, en una conferencia organizada por el Departamento Suizo de Cooperación (Berna, 6-IX-93), de la que sintetizamos algunas ideas.

El Banco Mundial, dice Serageldin, ha definido cinco elementos clave de la buena gestión gubernamental, que tratará de impulsar en sus programas.

– La transparencia, de modo que la verdad de las cifras permita conocer los costes y las ventajas de una decisión del gobierno e identificar a sus beneficiarios. En esta línea, el Banco ha insistido en que los presupuestos nacionales combinen los gastos de organismos paraestatales y los del gobierno central, indicando explícitamente la naturaleza de las subvenciones.

– La responsabilidad, lo que exige procesos políticos adecuados que permitan sancionar el fracaso. Según el mismo principio, en los programas financiados por el Banco los resultados deben medirse en función de ciertos objetivos fijados de común acuerdo con el gobierno.

– El pluralismo institucional no se reduce a la existencia de varios partidos. Para que existan instituciones democráticas es preciso que estén ancladas en una sociedad civil sólida. Para eso los organismos de ayuda deberían financiar iniciativas en favor de asociaciones profesionales, sindicatos independientes, cámaras de comercio, instituciones universitarias, organizaciones no gubernamentales. El desarrollo de la sociedad civil exige el respeto de los derechos humanos e implica la aceptación de las libertades de asociación y de prensa.

– La participación de las poblaciones afectadas en los proyectos de desarrollo hace más probable que éstos tengan éxito. El Banco Mundial se preocupará de mantener este enfoque en todos los programas que financie.

– La primacía del derecho es indispensable para que reine el orden y exista la confianza necesaria para el desarrollo de las actividades económicas. Esto exige un conjunto claro de leyes y un poder judicial independiente.

El Banco ve también necesario capacitar a los pobres para que sean agentes de su propio desarrollo. En las sociedades agrarias esto consiste sobre todo en que dispongan de tierras. La capacitación implica impulsar sus potencialidades humanas (por inversiones en sanidad, educación y formación) y facilitarles el acceso a activos como la tierra y los instrumentos de trabajo (a través del crédito). Se trata de sostener a la iniciativa privada en la pequeña escala.

Con frecuencia se aducía que los costes administrativos de estas operaciones con microempresas resultaban prohibitivos y que los pobres no serían solventes. Estas dos afirmaciones han sido desmentidas con ejemplos como el del Grameen Bank de Bangladesh, que ha concedido con éxito créditos a más de 1,5 millones de clientes particularmente pobres. Con préstamos por un importe medio de 100 dólares, el Grameen Bank ha obtenido una tasa de reembolso del 98%.

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