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Marcha atrás en las reducciones de personal

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Este año parecía haber llegado la apoteosis de las reducciones masivas de personal -el famoso downsizing-, sobre todo en Estados Unidos (ver servicio 117/96). El despido de 40.000 empleados de AT&T se tomó como el símbolo de esta tendencia. Pero los últimos datos procedentes de ese país indican que ahora las empresas se lo están pensando mejor antes -y después- de despedir empleados. The Economist (26-X-96) y Le Monde (5-XI-96) resumen la cuestión.

Los números son paradójicos. Por una parte, las empresas norteamericanas han suprimido 362.000 empleos en los tres primeros trimestres de 1996, un 20% más que en el mismo periodo del año pasado. Es verdad que las reducciones de personal habían estado bajando hasta 1995 (600.000 puestos eliminados en 1993, 520.000 en 1994, 450.000 el año siguiente). Aun así, las oficinas de colocación tendrían que estar a tope. Sin embargo, la tasa de paro (6,9% en 1993) no ha dejado de bajar año tras año, y ahora es un envidiable 5,2%, la más pequeña del último cuarto de siglo. Pues desde 1992 el total de empleos ha experimentado un aumento neto de unos 10,5 millones.

¿Se trata de una proliferación de empleos-basura, como dependientes de hamburgueserías y similares? Contra lo que se solía creer, más de dos tercios de los nuevos puestos de trabajo son de personal cualificado y con retribución superior a la media, según los cálculos oficiales. Sí ha habido, en cambio, un travase de empleos de sectores en crisis a otros boyantes: la industria sigue perdiendo trabajadores, mientras que la gran mayoría de los puestos creados corresponden a los servicios.

Lo que ocurre es que los trabajadores, sobre todo los de «cuello blanco», se están moviendo de un empleo a otro. Y aquí resulta significativo el comportamiento de las empresas que han emprendido reducciones de personal. Lo describe el último estudio de la American Management Association (AMA), basado en una encuesta a 1.400 empresas medianas y grandes.

Casi la mitad de ellas han eliminado puestos en el primer semestre de 1996. Pero a la vez, el 68% crearon nuevos empleos. O sea, muchas de las empresas que despiden también contratan. Por ejemplo, AT&T despidió a principios de año a 40.000 empleados, pero gracias a la creación de nuevos puestos, ahora se ha quedado sólo con 11.000 de menos. De ahí que el descenso medio de empleos en las empresas encuestadas haya sido de sólo el 0,7% de enero a junio, el más bajo de los últimos cinco años.

La explicación de estos curiosos comportamientos parece ser doble. Por un lado, bastantes recortes obedecen más a razones estratégicas que al simple deseo de ahorrar en salarios. Esto supone que a menudo se prescinde de puestos poco rentables pero dentro de reestructuraciones que exigen también contratar personal nuevo.

O bien, que quienes despiden, luego se arrepienten. Las empresas se percatan de que adelgazando la nómina no se logra que los beneficios engorden automáticamente. Según el estudio de la AMA, de las empresas que han reducido personal desde 1990, menos de la mitad han tenido incrementos de beneficios a corto o a largo plazo; sólo el 30% registraron aumentos de productividad, y el 72% reconocen que sufrieron un bajón de moral entre los empleados supervivientes.

Precisamente el «factor humano» ha demostrado ser muy importante. Empleados descontentos no atraen clientes. Por eso, el 42% de las empresas que han contratado gente nueva dicen que lo hicieron para responder a las exigencias del mercado, que reclamaba la vuelta a la calidad.

Parece que muchas de esas empresas han aprendido la lección, y algunas han reaccionado aumentando la inversión en formación de los empleados.

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