Amsterdam. Los empleados holandeses que no quieran trabajar en domingo podrán negarse a ello, según una reforma legal que ha aprobado la Segunda Cámara (Congreso) del Parlamento.
La iniciativa salió adelante gracias a una infrecuente alianza entre los socialistas (PvdA) y un pequeño partido protestante (ChristenUnie). Aunque la motivación fue diferente -los cristianos quieren tener libertad para santificar el domingo y los socialistas quieren conceder mayor autonomía al trabajador a la hora de elegir su tiempo libre-, ambos grupos consiguieron que se aceptara la enmienda de ley.
El partido de izquierdas D66 estaba dispuesto a apoyar la enmienda, pero planteando la negativa a trabajar los domingos solo como una posibilidad para objetores de conciencia. Los cristianos rechazaron esta posibilidad, para no quedarse reducidos a una especie de situación de excepción.
Pero las objeciones más numerosas vinieron del partido liberal y de los empresarios. Las organizaciones patronales recogieron 130.000 firmas de empresarios para evitar la reforma de ley. Según estas organizaciones, los empleadores mismos pueden sopesar el interés colectivo frente al individual y además existe margen legal para ello. En cambio, la vicepresidenta de la central sindical socialista, Kitty Roozemond, no piensa así: «Hasta ahora no ha funcionado el diálogo social sobre la flexibilidad de los horarios. Por eso estamos muy contentos con esta nueva ley».
Sin embargo, este derecho no se hace extensivo a otros sectores laborales como son los de policía o transporte público. Leen van Dijke, de ChristenUnie, considera que el éxito de su iniciativa refleja el descontento de un amplio sector de la sociedad con la economía de 24 horas y con el hecho de que la economía venga marcando las decisiones políticas.
Carmen Montón