Un exhaustivo estudio británico no descubre pruebas de que haya más leucemia infantil en la proximidad de las centrales nucleares.

Tras analizar los casos de leucemia de niños menores de cinco años en un entorno próximo a 13 centrales nucleares del Reino Unido, un estudio del Comité inglés de Aspectos Médicos de la Radiación en el Medio Ambiente (COMARE) ha llegado a la conclusión de que la incidencia de esta enfermedad causada por la proximidad es extremadamente reducida, si no inexistente. Con este trabajo se pone fin a una serie de tres informes realizados por el Comité que abarcan un periodo de 35 años (1969-2004) y el análisis de los 20 casos de leucemia observados en un radio de distancia de cinco kilómetros en torno a las centrales nucleares, cifra que alcanza los 430 cuando el radio se amplía a 25 kilómetros. La importancia de este informe radica en que sus conclusiones contradicen las del estudio alemán que se tenía hasta ahora como referencia, el Kinderkrebs in der Umgebung von Kernkraftwerken (KiKK), que aseguraba que sí había pruebas de un mayor número de casos de leucemia infantil en la proximidad de las centrales nucleares. Los investigadores ingleses ampliaron el periodo de análisis en el mismo emplazamiento y los resultados fueron normales, lo que les llevó a concluir que en el estudio alemán hubo factores de distorsión que influyeron en los resultados. La leucemia infantil es una enfermedad poco común, que afecta a alrededor de 500 niños cada año en Reino Unido. Sin embargo se han realizado numerosos estudios o informes sobre los posibles riesgos de padecerla que tienen los niños que viven cerca de instalaciones nucleares. Un estudio español también lo demostró En 2009, El Consejo de Seguridad Nuclear de España (CSN) y el Instituto de Salud Carlos III presentaron las conclusiones de un estudio sobre el impacto radiológico de las instalaciones nucleares en la salud de la población más próxima. El trabajo epidemiológico, encargado por el Parlamento al Gobierno, en diciembre de 2005, abarcaba todas las instalaciones nucleares y sus entornos más próximos hasta alcanzar la cifra de 1.000 poblaciones. La conclusión del estudio fue que las dosis estimadas que habría recibido la población de las áreas de estudio a causa del funcionamiento de las instalaciones eran muy reducidas, y se situaban muy por debajo de los niveles que podrían afectar a la salud de las personas. No se detectó un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones en ningún segmento de edad. Y, aunque se encontraron algunas asociaciones puntuales, no se pudieron atribuir a la exposición derivada del funcionamiento de las instalaciones.

Las centrales nucleares no producen leucemia infantil

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