La semana laboral de 60 horas, ficción y realidad

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¿Los europeos van a verse obligados a partir de ahora a trabajar 60 horas semanales? Esto es lo que hacen pensar algunos titulares de prensa a raíz de la directiva sobre el tiempo máximo de trabajo aprobada por la Comisión Europea. Pero no hay que inquietarse. El Reino Unido está bajo ese régimen desde hace años, y allí la media de la semana laboral es de 36,9 horas y el total de horas trabajadas al año por los asalariados es 1.648 (en comparación, en España se trabaja más: son 39,3 horas semanales y 1.718 al año).

Lo aprobado por la Comisión Europea, después de 15 años de debate, es que se mantiene el tope de 48 horas semanales, salvo si el trabajador quiere trabajar más. Los trabajadores que opten por la derogación no podrán trabajar más de 60 horas semanales.

Esta derogación de la norma general estaba ya vigente en el Reino Unido, y ahora los países de régimen laboral más flexible podrán aplicarla también. Pero los países que quieran mantener su propia regulación legal pueden hacerlo. En España el Estatuto de los Trabajadores fija un máximo de 40 horas semanales, y el gobierno ha dicho que no modificará este máximo.

Los críticos del acuerdo dicen que el trabajador individual queda debilitado en su negociación con el empleador, que podrá imponerle un horario más largo. Sin embargo, eso depende de que la legislación nacional no lo impida; y de que el horario no esté regulado ya por un acuerdo del sector entre empresarios y sindicatos.

Para proteger la libertad contractual del trabajador se prevé también en el acuerdo ahora alcanzado que en el primer mes no se puede optar por superar la semana de 48 horas, y se prohíbe la discriminación por no aceptar esta exigencia o por retractarse.

Uno de los temas más discutidos es el de las profesiones con tiempos de guardia, como los médicos. Diversas sentencias del Tribunal de Justicia de la UE establecen que las guardias deben considerarse tiempo de trabajo. Pero la mayoría de los Estados miembros, a falta de recursos presupuestarios, tienen dificultades para aplicar estas sentencias. La directiva aprobada por la Comisión permitiría dejar este asunto a la negociación en el ámbito nacional.

La directiva distingue entre tiempo de guardia activa y tiempo de guardia inactiva. La activa se considera tiempo de trabajo; la inactiva no puede ser computada como tiempo de descanso, y puede ser considerada tiempo de trabajo si la ley nacional o los acuerdos del sector así lo establecen. Lo que se preguntan los médicos es cómo distinguir y computar en una guardia entre tiempo activo e inactivo. “¿Acaso nos van a poner un cronógrafo?”, dicen.

Junto con el Reino Unido, los países más partidarios de la libertad en el horario laboral son casi todos de la Europa Central y del Este, que son también los que trabajan más horas: República Checa (41,7 horas), Polonia (40,9), Hungría (40,3), Eslovaquia (41,3), Grecia (42,7). Son países que están despegando en su fase de desarrollo y quieren trabajar más.

Pero en la OCDE los campeones de las horas trabajadas se encuentran casi todos fuera de Europa. Trabajar como un coreano supondría tener una jornada semanal de 48,5 horas y 2.357 horas al año. Sin llegar tan lejos, Estados Unidos trabaja 1.797 horas anuales, un 10% más que la UE-15, que se queda en 1.625 horas. La diferencia entre europeos y americanos se debe, como explica un reciente informe de la OCDE (ver Aceprensa 33/08), a que en EE.UU. una persona empleada trabaja como media 41 horas semanales y no toma más que dos semanas de vacaciones al año; en Europa, trabaja 38 horas y tiene cuatro semanas de vacaciones y otros permisos pagados. En consecuencia, también el PIB por habitante es más elevado en EE.UU. que en Europa. En el conjunto de la OCDE, la media es de 1.777 horas anuales.

Curiosamente, la polémica se ha planteado por la posibilidad de trabajar más horas que serían pagadas. En cambio, cada vez es más frecuente en algunos trabajos del sector de servicios que la empresa cuente con que el empleado alargue su jornada sin pagarle horas extraordinarias. Y esto apenas despierta protestas.

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