Elecciones japonesas: Koizumi contra la «vieja guardia»

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Ashiya. El pasado 8 de agosto, pocas horas después de que una rebelión dentro del partido del gobierno, LDP (Partido Democrático Liberal), estrangulara en la Cámara Alta de la Dieta los proyectos de ley para la privatización del organismo de correos, el primer ministro Junichiro Koizumi disolvió la Cámara Baja y convocó elecciones generales para el 11 de septiembre. Muchos comentaristas políticos piensan que los próximos comicios serán cruciales para el futuro político de Japón.

Koizumi llegó al poder en 2001 con las promesas de reformar la economía y su propio partido. La privatización del organismo de correos -que incluye la mayor caja de ahorros del mundo y la compañía de seguros más grande de Japón- se considera como primero y principal paso para la reforma. Por eso Koizumi interpreta el no al proyecto como un rechazo de su gobierno y de su programa de reformas, y motivo suficiente para acudir al derecho que la Constitución le otorga de disolver la Dieta. Y ha prometido dimitir si la coalición LDP-Komeito que ahora gobierna no obtiene la mayoría. Koizumi y su gabinete apelan, pues, a un referéndum popular.

Para Koizumi y el LDP es mucho lo que está en juego, pues cabe la posibilidad de que la oposición, representada especialmente por el Partido Democrático de Japón (DPJ), y compuesta en gran parte por ex miembros del LDP, se haga con el poder.

En la Cámara Baja la privatización del correo salió adelante por un estrecho margen de 5 votos. En la Cámara Alta fue rechazada por 108 a favor y 125 en contra, con 8 abstenciones o ausencias. Los miembros de LDP que votaron en contra fueron 22.

El objetivo principal de la la privatización era «taponar» el flujo de dinero procedente de los ahorros y pólizas de seguros hacia el programa gubernamental de presupuestos, préstamos e inversiones. La mayor parte de ese capital se invierte en obligaciones del Estado y se usa en proyectos públicos, no rentables e innecesarios la mayor parte (cfr. Aceprensa 90/05). Dado que la deuda pública alcanza ya el equivalente a 1,6 veces el Producto Nacional Bruto, parece razonable cortar ese flujo de dinero que sirve para el mecenazgo de políticos y para la financiación barata de empresas relacionadas con el gobierno.

El primer ministro, consciente de que los verdaderos enemigos de la reforma postal estaban dentro de su propio partido, tomó la audaz decisión de denegar el respaldo oficial del LDP a las candidaturas de los rebeldes en las próximas elecciones. Y ha hecho que se cubran con partidarios de la reforma los distritos electorales con un único escaño donde los rebeldes se presenten como independientes.

Crece la popularidad de Koizumi

Con todos estos manejos que la prensa califica de «Koizumi shibai» (teatro Koizumi), la popularidad del primer ministro y de su partido han crecido notablemente. Una explicación es que la mayoría del público aprueba su postura de «lo tomas o lo dejas», con respecto a los miembros de su partido que votaron en contra de la privatización. Otros sondeos han puesto de manifiesto el interés del público en esta elección, con un inusitado 80% de electores que expresan intención de votar.

Desde que llegó al poder, Koizimi estableció un modelo político nuevo en Japón, donde priva el consenso. Ha abolido la práctica de que el LDP revise los proyectos de ley antes de ser presentados a la Dieta y ha decidido que sea el gabinete quien tome decisiones importantes bajo su iniciativa. Este estilo de liderazgo se ha encontrado con una fuerte resistencia por parte de la «vieja guardia». La discordia dentro del partido acerca de la privatización postal ha ensanchado el cisma preparando el escenario para la división del partido.

Los programas electorales de los dos partidos que cuentan, el LDP y DPJ, son bastante parecidos. En la cuestión de la privatización del correo, los dos concuerdan en que la reforma es necesaria, pero difieren en el método. El LDP y su compañero de coalición Nuevo Komeito se mantienen en sus trece en que los servicios postales tienen que ser privatizados. El partido en el poder intenta hacer de esta cuestión el caballo de batalla para vapulear al DPJ, que se opuso a la aprobación del proyecto de privatización, con la esperanza de ganar el apoyo de los votantes y conseguir un cambio de gobierno.

La campaña electoral ha comenzado el 30 de agosto. Antes del 11 de septiembre muchas cosas pueden cambiar, pero lo que es innegable es que por primera vez en muchas décadas el pueblo japonés podrá opinar en algo que le afecta directamente y provocar quizás un cambio de gobierno o, al menos, un cambio notable en la política del país.

Antonio Mélich

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