El éxodo de «cerebros», pérdida para el Tercer Mundo

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La «fuga de cerebros» de los países en desarrollo supone cada año para éstos, según la UNESCO, la pérdida de entre 50.000 y 100.000 especialistas, que marchan al mundo industrializado.

Los científicos y el personal cualificado (ingenieros, médicos, técnicos y licenciados en general) suelen emigrar en busca de mejores sueldos y una vida más desahogada. También les impulsa el deseo de mejorar su formación científica, a menudo más difícil en su país, donde no se dispone de infraestructura adecuada ni es fácil la comunicación con otros especialistas (ver servicio 129/93).

En el caso de la India, se calcula que el número de especialistas que emigran cada año oscila entre 5.500 y 6.500, y casi el 90% van a Estados Unidos. En 1990 había 410.000 científicos y técnicos indios trabajando fuera del país, y se prevé que serán unos 540.000 a finales de siglo.

Para recuperar a este personal cualificado, el Gobierno indio ya ofreció en 1958 a los investigadores indios que residen en el extranjero, la posibilidad de elegir empleos temporales en instituciones del país. Desde entonces, más de 9.000 investigadores han aprovechado la oferta.

Otro caso importante es el de Rusia. El año pasado fueron 13.000 titulados los que se marcharon a trabajar al extranjero. Este número supone el 20% de la emigración total. Entre ellos había 3.640 ingenieros, 409 investigadores y 194 profesores. El Ministerio de Ciencias y Técnicas calcula que la mitad de los científicos gana menos del salario mínimo. Y no hay perspectivas de que la situación cambie a corto plazo, pues el porcentaje del presupuesto dedicado a la investigación científica y técnica está bajando: en 1991 era el 7,4%, en 1992 pasó a un 4,6% y en 1993 no llegó al 3,7%.

Por otra parte, la dedicación de personal científico y técnico a otras profesiones que requieren una formación menor, constituye también un problema para muchos países en desarrollo. En Rusia buena parte de los técnicos e investigadores buscanun empleo adicional para ampliar sus ingresos, y otros simplemente deciden cambiar de sector.

Una de las industrias que ha empleado a más científicos en Rusia es la de armamento nuclear. Del millón de personas que aún trabajan en ella, 160.000 ó 170.000 se dedican a investigación y desarrollo. Para evitar la fuga de este personal investigador a industrias nucleares del extranjero, los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia y Alemania y el Secretario de Estado norteamericano propusieron hace dos años la creación del International Science and Technology Center (ISTC), que orienta las investigaciones a usos pacíficos de la energía nuclear. El ISTC se inauguró oficialmente en Moscú en marzo de este año.

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