El Reino Unido adopta el salario mínimo obligatorio

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Apartir de este mes de abril, unos dos millones de trabajadores británicos se beneficiarán de la reinstauración del salario mínimo, que había sido eliminado en los años 80 bajo el gobierno de Margaret Thatcher. Con el Reino Unido, son ocho los países de la Unión Europea que tienen fijado un salario mínimo, si bien hay significativas diferencias entre ellos.

En el Reino Unido, el nuevo salario mínimo tiene dos versiones: para los jóvenes de 18 a 21 años será de 3 libras por hora (4,5 euros) y para los mayores de 21 años, de 3,6 libras (5,4 euros). Es decir, por 40 horas semanales de trabajo, serán unos 870 euros al mes. El nuevo salario mínimo fue fijado por el gobierno de Tony Blair, tras un informe de la Comisión de Salario Bajo, formada por representantes de los empresarios, de los sindicatos y por expertos.

En los ocho países de la UE que tienen fijado un salario mínimo se observan notables diferencias entre los del Norte y los del Sur. Por un lado, están Luxemburgo, Bélgica, Holanda y Francia, con un salario mínimo mensual en torno a los 1.100 euros; de otro, España, Grecia y Portugal, que no llegan a 500 euros. El Reino Unido quedará en la zona media. Pero también hay que tener en cuenta el porcentaje de trabajadores que cobran el salario mínimo: en Portugal este porcentaje es del 5%, mientras que en Francia era el 11% en 1997 y en el Reino Unido se estima que será un 8,3%.

La reinstauración del salario mínimo en Gran Bretaña ha coincidido con la publicación de un informe sobre la pobreza, encargado por el Ministerio de Finanzas. El informe revela el aumento de las desigualdades en los últimos veinte años. Mientras que las rentas más altas se han duplicado desde 1979, las más bajas no han aumentado más que un 15% como media. El informe clasifica como «pobres» a 12 millones de personas (4 millones son niños), que sobreviven con menos de la mitad de la renta media nacional. Bien es verdad que es una pobreza relativa; son familias cuyos recursos semanales son inferiores a 199 libras (48.700 pesetas).

El informe indica dos razones principales del aumento de la pobreza: de una parte, el paro; de otra, la desestructuración familiar por el aumento de los hogares monoparentales. Entre el paro y la falta de incentivos para trabajar, en los últimos veinte años se ha duplicado el número de familias en las que nadie trabaja.

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