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Cuando las empresas aportan algo más que dinero

publicado
DURACIÓN LECTURA: 7min.

Voluntariado corporativo
El voluntariado corporativo ha llegado a Holanda como una nueva forma de colaboración empresa-tercer sector. Varias empresas promueven el voluntariado de sus empleados a través de iniciativas diversas. Las razones son variadas: desde demostrar que las empresas son, también, ciudadanas responsables hasta promover su reputación y el buen clima entre sus empleados.

Amsterdam. Son las 11 de la mañana, la doctora Jero Calafat levanta la vista del microscopio y descubre un panorama inusual. Un equipo de jardineros está arrancando la maleza del jardín, barriendo la entrada principal y tratando de despegar con la manguera los chicles pegados al suelo. No es la actividad lo que le sorprende, sino quién la lleva a cabo. Un equipo de treintañeros con pinta de ejecutivos se afana en limpiar con el mismo tesón que los jardineros de mono verde que hacen el trabajo habitualmente. Se trata de los empleados de dos secciones de Deloitte & Touche Consultancy, que por segunda vez destinan su impact day a limpiar en el Antoni van Leeuwenhoek, el prestigioso hospital e instituto holandés de investigación sobre el cáncer.

Pero estos jardineros esporádicos no son los únicos en ofrecer trabajos de carácter social durante el horario en que deberían estar currando para su patrón. Trescientos cincuenta empleados del banco ABN Amro han arreglado los parques infantiles en el distrito Norte de Amsterdam; la auditoría KPMG ofrece en su website interna un banco de trabajo voluntario donde los empleados pueden elegir qué hacer y cuándo, y el 60% de los empleados hace uso de ello. Otras empresas realizan trabajo de voluntariado en equipo en instituciones sanitarias o fundaciones. Los cuatrocientos empleados de las oficinas centrales de HEMA, una cadena holandesa de almacenes, pueden hacer estos trabajos dos días al año, uno en un viernes y otro en sábado. El año pasado un departamento organizó una barbacoa con los pacientes de un gran hospital psiquiátrico y otra jornada la destinaron a acompañar a minusválidos a hacer un recorrido con guía por el centro de Amsterdam.

¿En qué puedo echar una mano?

Este tipo de actividades nació en los EE.UU., donde el 80% de las grandes empresas pone al personal al servicio de un fin social o una organización sin fines de lucro, incluso con carácter obligatorio. Ahora empieza a tomar cuerpo en Holanda. El 12% de las empresas de los Países Bajos tienen previsto algún plan bajo el concepto de responsabilidad social corporativa, o voluntariado corporativo. En 2000 el Ministerio de Salud Pública y Bienestar formó Samenleving & Bedrijf, una red de empresas destinada a invertir en mejorar la calidad de la sociedad. Ellas lanzaron el programa Kwalitijd (palabra compuesta: calidad+tiempo, de lo que resulta un nuevo vocablo) con el fin de estimular el voluntariado corporativo. Entre tanto se han asociado veinte grandes empresas, como Coca-Cola, KPMG o Shell.

Ya a principios de los años noventa, empresas del sector privado se habían adelantado a la iniciativa gubernamental, para orientar a compañías que buscan trabajos sociales para sus empleados, o bien actividades para mejorar el ambiente interno, o incentivos que tuviesen este carácter social en lugar de simplemente lúdico. Good Company (www.goodcompany.nl) apareció ya en 1993 y ahora cuenta con 80 clientes que van desde multinacionales a pymes. Good Company intuyó el cambio que entonces comenzaba a darse en la empresa: echar una mano en una obra social iba a sustituir a la transferencia en dinero. En realidad, los donativos en dinero no han disminuido en Holanda, pero los servicios corporativos de carácter social prestados por empresas van en aumento.

Robin Good (www.robingood.nl) es otra organización del mismo tipo. Asesora a empresas para encontrar actividades que reflejen su responsabilidad social. El banco ABN Amro prevé en su convenio colectivo permisos para hacer trabajo social en horas laborables con un máximo de una semana al año. Shell Cares recibió un premio de Samenleving & Bedrijf por el proyecto, que funciona desde hace dos años, en el que personal de la empresa ayuda en los deberes escolares a hijos de inmigrantes o refugiados. Pero tanto Robin Good como Good Company y otras organizaciones que proliferan y se anuncian en Internet son negocios florecientes, pues facturan a las empresas por su asesoramiento. Pero las compañías asesoradas recuperan este dinero con creces: mejora la imagen de la empresa, favorece el ambiente interno y crece el sentimiento de satisfacción de los propios trabajadores. Incluso en muchos casos, el trabajo voluntario es un instrumento en la sección de recursos humanos, utilizado para la promoción del empleado o en procesos de selección para evaluar las cualidades del candidato.

Una barbacoa que deja huella

«He aprendido mucho del paseo con minusválidos por Amsterdam», explicaba Marianne Deckers, secretaria de dirección de HEMA. «Ahora comprendo mejor su situación. Ves sus problemas, sus limitaciones, que por cierto son físicas y no mentales. Son gente que no te encuentras por la calle o que no estás acostumbrada a tratar y tiendes a pensar que no te entienden. Uno de ellos sólo podía expresarse con la mirada, pero reaccionaba a todo. En este paseo he aprendido a tratarles de un modo normal».

Más impresionada habla todavía Marianne de la barbacoa con los cien pacientes de un psiquiátrico. «No era fácil, no sabía cómo empezar a entablar una conversación. Después nos reunió el director de la institución para decirnos que, por grande que hubiese sido el impacto para nosotros, quizá en unos días nos íbamos a olvidar de la barbacoa. Pero que sus pacientes hablarían de ello durante mucho, mucho tiempo».

Algunas empresas organizan campos de survival o van juntos a jugar a los bolos para crear espíritu de grupo. El Fortis Bank tenía que fusionar dos secciones y eligió otra alternativa. Los empleados llevaron a un grupo de deficientes mentales del centro De Wilg de Utrecht al zoo de Arhnem. «Estamos acostumbrados a trabajar jornadas largas con una concentración enorme», comenta Theo Kempers, de la sección de ventas del Fortis. «Pero un día así parece que se ha parado el sol; uno aprende a relativizar».

Motivos para hacer el bien

Junto a conceptos como desarrollo sostenible o comercio justo, el corporate citizenship está en alza. El Ministerio de Economía holandés definió la empresa socialmente responsable en 2001 como aquella que lleva a cabo actividades con un valor añadido tanto para la empresa como para la sociedad, pero actividades que no pertenecen al centro de su negocio, ni está obligada legalmente a realizar. Se trata de crear una situación en la que tanto la empresa como la sociedad se beneficien de las actividades realizadas.

En un ensayo reciente publicado por el semanario Elsevier, Theo Schuyt, catedrático de filantropía de la Universidad Libre de Amsterdam, habla del trabajo de voluntariado corporativo poniéndolo en conexión con un fenómeno más amplio: la creciente privatización de servicios públicos y la debilitación del Estado providencia han transferido una mayor responsabilidad social a las empresas.

En algunos casos una compañía puede estar interesada en hacer trabajo de voluntariado para mejorar su imagen y sacar partido de su reputación frente a la competencia. Pero también hay empresas que lo organizan porque sienten una obligación moral de hacer algo por la sociedad. A estos motivos se puede añadir el del orgullo corporativo, que contribuye a retener al personal porque les une y honra ese bien social que hacen.

En el caso de Holanda, una arraigada cultura del voluntariado facilita que éste se organice en las empresas. El hecho de que cada vez más personas jubiladas, con alta capacitación, pongan sus conocimientos al servicio de necesidades sociales, hace que el perfil del voluntario sea cada vez más cualificado. Y junto a este rasgo, Schuyt habla de la costumbre del zapping. Estos voluntarios no se comprometen por mucho tiempo en una misión porque quieren ayudar, pero no perder su independencia. Tanto esta flexibilidad como el carácter de servicio hecho con alta profesionalidad vienen bien a las empresas que quieren hacer algo con el personal en plantilla.

Pero no sólo es la empresa el motor del voluntariado corporativo. El citado semanario Elsevier publica anualmente los resultados de una encuesta, «Estudio & Trabajo», realizada entre 10.000 estudiantes universitarios y de escuelas superiores que se incorporan al mercado laboral. La última publicada refleja que un 7% de ellos quiere tener tiempo libre para trabajar en algún proyecto social como voluntario

Hay también una razón muy convincente por parte de la empresa, que presagia el desarrollo del voluntariado corporativo. Lo apuntaba con cierto humor Lucas Meijs, profesor de la facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Erasmus de Rotterdam, en una entrevista del 27 de noviembre. «Dicho claramente: el trabajo voluntario es muy eficaz y no cuesta mucho a la empresa. Dar clase un día en el primer ciclo de FP, tarea que para un auditor es un martirio, resulta mil veces más eficaz para él que un seminario supercaro de gestión empresarial».

Carmen Montóne-mail: c.monton@12move.nl

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