Canadá: ocho enfermeras consiguen que su hospital permita la objeción de conciencia frente al aborto

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El personal sanitario del Markham-Stouffville Hospital (Ontario) podrá acogerse a la objeción de conciencia frente al aborto gracias a la batalla planteada por ocho enfermeras. Tras perder sus empleos hace cinco años por negarse a participar en abortos, las enfermeras llevaron a su caso a la Comisión de Derechos Humanos de Ontario y finalmente han llegado a un acuerdo con el hospital. Las protagonistas confían en que este paso adelante suponga un precedente que ampare la libertad de todas las enfermeras.

El camino de las enfermeras hasta la victoria final ha sido tortuoso. Cuando firmaron el contrato con el Markham-Stouffville Hospital, las ocho dejaron bien claro que no tomarían parte en abortos. El hospital lo aceptó.

Sin embargo, en 1994 hubo una reestructuración y el centro cambió su línea de actuación. Comenzaron a practicarse abortos cerca de las salas de parto. La dirección dijo a las enfermeras de ambos servicios que deberían arreglarse entre ellas para realizar el trabajo, pero esta era una postura poco realista: las enfermeras que intervienen en abortos no se entienden con las otras.

Tampoco era solución el traslado a otros servicios u hospitales. Las ocho enfermeras, todas con experiencia de entre 15 y 30 años en obstetricia y cuidados a recién nacidos, querían seguir trabajando en ese campo. Además, muchos hospitales no contratan enfermeras que se nieguen a tomar parte en abortos.

Las ocho enfermeras son cristianas, de un amplio espectro de confesiones (baptista, católica, luterana, pentecostal…). Todas perdieron su trabajo a tiempo completo en el hospital. El desempeño de su profesión quedó reducido a actuaciones esporádicas. Invirtieron cientos de dólares en procesos legales y vieron mermados sus ingresos.

A pesar de todo, la batalla planteada en la Comisión de Derechos Humanos tuvo sus frutos, y el hospital se adelantó llegando a un acuerdo con las afectadas. La nueva política se aplica a todo el personal sanitario del hospital. Las enfermeras que invoquen la objeción de conciencia al aborto no tendrán que administrar los cuidados previos a las pacientes que vayan a abortar. Sí se les puede pedir que proporcionen los cuidados posteriores. Asimismo, se les eximirá de participar en «la administración, dirección o documentación del proceso».

Por otro lado, la nueva postura adoptada por el hospital se contrapone con el código ético de las enfermeras, aprobado este año. Este último dice que, si la operación en la que va a participar una enfermera es contraria a sus principios morales, ésta ha de buscar a alguien que le sustituya. Si no consigue sustituta, tendrá que proporcionar los cuidados requeridos y, a largo plazo, buscarse un lugar de trabajo que se adapte más a sus criterios personales.

El acuerdo del Markham-Stouffville Hospital puede ser un precedente para dar amparo legal en la legislación canadiense a la objeción de conciencia, reconocida en Europa y Estados Unidos.

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