La I Guerra Mundial se presta mucho a la adaptación para videojuegos. Lejos de las guerras futuristas de armas avanzadas, la contienda da la oportunidad volver a los lentos recargos de disparos y localizaciones históricas.
En este caso, la campaña para un jugador es breve, muy breve: apenas 5 o 6 horas que se reparten entre varias misiones que a su vez narran distintos acontecimientos con distintos personajes, eliminando así al protagonista único. Hay que reconocer que este modo es un buen tutorial (con una IA cuestionable) de cara a prepararse para lo que vamos a encontrar en el multijugador, el verdadero punto fuerte de Battlefield 1.
Es aquí (por desgracia solo online, ignorando una vez más la op ...
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.