Tercera novela que publica Libros del Asteroide de Seicho Matsumoto (1909-1992), el autor de género negro más conocido de la literatura japonesa. Sin embargo, sus novelas son inclasificables, porque para encontrar la solución de los casos que plantean, más que en los hechos, se basan en un trabajado ejercicio mental. Ya se pudo comprobar su original manera de novelar en El expreso de Tokio, donde una mente lógica desbordante resuelve un caso colocando en su sitio las piezas horarias de los trenes. La misma técnica emplea en La chica de Kyushu. Es la mente, pues, la que mueve toda la acción.
Tsuneo Asai es un funcionario de nivel intermedio del Ministerio de Agricultura y Silvicultura, que acompaña a su jefe en un viaje oficial fuera de Tokio. Cuando están cenando, le avisan de la muerte de su mujer de un infarto. Asai vuelve enseguida a Tokio tremendamente dolido por su pérdida. Al principio, como su mujer tenía una enfermedad de corazón, no ve misterio alguno.
Sin embargo, cuando conoce los detalles de la muerte, en una tienda de cosméticos de un barrio de lujo, empieza a sospechar, ya que su esposa nunca le había hablado de ese lugar. Entonces emprende una complicada y delicada investigación.
La intriga es cada vez más intensa, en parte por la obsesiva actitud de Asai. El lector se ve arrastrado así a un torbellino de conjeturas y de razonamientos lógicos, aunque no acaba de ponerse totalmente de parte del protagonista. El caso se resuelve según el repetido método del autor: atendiendo a la lógica.
La novela está muy bien escrita y es original dentro de su género, pero exige un lector que no busque únicamente la acción, que sea capaz de comprender la sociedad oriental y que acepte el reto mental que plantea con ingenio el autor.