Un escritor en busca de Dios. El Opus Dei, mi trayectoria personal

José Luis Olaizola

GÉNERO

Planeta. Barcelona (1993). 223 págs. 1.500 ptas.

En los últimos años, y sin abandonar su producción novelística, el escritor donostiarra José Luis Olaizola -Premio Ateneo de Sevilla en 1976 y Premio Planeta en 1983- ha llegado al gran público con dos libros-reportaje: La puerta de la esperanza, semblanza del psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera, desde la perspectiva de su apacible encuentro con la muerte; y Viaje al fondo de la esperanza, con diversos testimonios de la devoción popular en Hispanoamérica al Beato Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Ahora, en su última obra, Olaizola describe su propia experiencia personal en el Opus Dei, al que pertenece desde hace treinta y tres años.

Para contar su trayectoria vital, Olaizola utiliza sus habituales armas como escritor: una prosa ágil e incisiva, llena de golpes de buen humor, y una enorme capacidad para recrear ambientes y personajes. Por las páginas del libro van desfilando las personas que le ayudaron de un modo u otro en su particular itinerario espiritual, así como otras a las que él contagió sus ideales. De ese entrecruzarse de vidas, surgen desde personajes desconocidos que entran en la pequeña historia de una sociedad, hasta personalidades públicas como el banquero Rafael Termes, el periodista Joaquín Navarro-Valls -Jefe de la Oficina de Prensa de la Santa Sede-, el Prelado del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo, o el propio Juan Pablo II, con el que el autor pudo entrevistarse la pasada Navidad.

Olaizola conjuga muy bien la crónica con la entrevista, el puro relato al estilo novelesco con el testimonio periodístico, siempre en un tono desenfadado y coloquial. Este tono puede sorprender a algunos lectores, que quizá esperasen más gravedad a la hora de afrontar los temas serios que se plantean en el libro. Pero, por su propio modo de ser, Olaizola tiende a desdramatizar y a presentar su fe con una naturalidad reacia a cualquier grandilocuencia. De ahí que el autor destaque sobre todo aquellos personajes que le han hecho comprender que la vida vale la pena ser vivida.

En el fondo, el libro quiere ser una demostración, a través de seres de carne y hueso, de cómo puede irrumpir lo sobrenatural en la vida cotidiana sin destruir lo humano. En este caso, el intento de ser cristiano a tiempo completo sin salirse del mundo, se produce a través de la espiritualidad del Opus Dei. Olaizola la describe desde dentro, con la autenticidad de lo vivido y la alegría de quien se sabe hijo de Dios a pesar de sus limitaciones.

Este enfoque sirve para que el lector imparcial se haga una idea más cabal del Opus Dei y, en general, de la Iglesia católica. Pero, además, da un hondo sentido a todos los temas específicos que van apareciendo: la amistad, la familia, la solidaridad, la educación de los hijos, el drama del aborto, la muerte, el sentido del trabajo… De este modo, cada página se llena de profundidad, a pesar de su aparente sencillez.

Jerónimo José Martín

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