La primera novela del arquitecto bilbaíno Íñigo Redondo (1975) está muy bien escrita, avanza sin premura y se atreve con una trama y un contexto ciertamente inusuales en nuestras letras: la relación entre un director de escuela de cuarenta y dos años, Alexéi, y una estudiante de dieciséis, Irina, en la Ucrania de los años ochenta del pasado siglo.
Abandonado por su mujer y sin hijos, Alexéi empieza a beber más de la cuenta, pierde el interés por la enseñanza y lo encuentra en Irina, una chica asustadiza “que casi nunca se junta con las otras”. A raíz de un incidente en el centro que implica a Irina y a otro alumno, se abre una investigación por abusos sexuales que es desestimada, y poco después la chica huye de casa y convence a Alexéi para que la acoja en la suya. Lo que parecía una solución provisional se prolonga en el tiempo, con Irina cada vez más confiada y su tutor más abrumado por una situación que su inquilina transforma en un ruego: “Secuéstrame, por favor”.
El autor conoce a sus personajes y recrea con verosimilitud el ambiente de asfixia y opresión del país, si bien el “decorado” pierde interés a medida que la acción avanza. La mirada se concentra en Alexéi e Irina (y en las ocasionales visitas que recibe el primero); y, en cierto modo, el suspense pesa más que la sociología.
La historia se cuela en las noticias de la radio que la chica escucha a hurtadillas y que nos permiten poner fecha a su convivencia –el ascenso de Gorbachov, los duelos entre Kaspárov y Kárpov, el terremoto de México y el volcán Nevado del Ruiz o el asesinato de Olof Palme–, hasta una parte final, la más emotiva y extensa, que es fácil adivinar por el país y el año en que se desarrolla el argumento, Ucrania y 1986.
Con su primera obra, Redondo exhibe su solvencia narrativa, y lo hace tirando de dos géneros con los que parece sentirse a sus anchas: la poesía –hay muchos fragmentos de intenso y genuino lirismo– y el teatro, ya que la mayor parte de Todo esto existe la constituyen los diálogos que mantienen ambos “presos” en la cárcel de su soledad y su miedo.