Ética y realismo

Antonio Millán-Puelles

GÉNERO

Rialp. Madrid (1996). 125 págs. 1.000 ptas.

En 1994, el profesor Millán-Puelles publicó La libre afirmación de nuestro ser. Una fundamentación de la ética realista (Rialp; ver servicio 66/94), obra en la que desarrolla pormenorizadamente su concepción de la ética. En este nuevo libro presenta las ideas esenciales de aquel otro trabajo haciéndolas accesibles al gran público.

El libro se vertebra sobre tres grandes cuestiones: el sentido de una «ética realista», qué significa «deber» y cuáles son «nuestros deberes». Frente a la visión de Nietzsche, el realismo práctico que propone Millán-Puelles ha de manifestarse en una ética que facilite la existencia, y no en un conjunto de prescripciones que alienen a la persona de lo más genuino que hay en ella.

Respecto al deber, Millán-Puelles muestra que es una exigencia absoluta en cuanto a su forma, mientras que por su materia o contenido es relativa, ya al ser específico del hombre, ya a su ser individual y circunstanciado. Ahora bien, esta relatividad esencial de los deberes no puede ser interpretada como un relativismo frente a lo que significa deber. La pregunta por el significado genérico del «deber» ha de llevarnos, si hablamos de ética, a la pregunta por «lo debido» en cada caso. Pero ambas cuestiones no son reductibles. En confundirlas estriba una de las especies de la llamada «falacia naturalista». Por el contrario, deducir el deber a partir del ser natural humano -que es lo que muchas veces se entiende como falacia naturalista- no sólo no es falaz sino que es estrictamente necesario para formular una ética realista, bien entendido que la realidad humana no se reduce a su mera facticidad.

Así, el realismo ético no se distingue por rebajar la exigencia de lo que en cada caso significa estar obligado a algo, sino por establecer cada deber concreto en relación con el ser y la circunstancia humana. Millán-Puelles critica con la misma fuerza tanto el relativismo como el dogmatismo apriorístico del puro «deber por el deber». Las variadas circunstancias en que se desenvuelve el ser humano hacen necesaria la relatividad -plasticidad, flexibilidad- de los deberes también a la situación. Nada más lejos de una ética realista que pretender uniformar la conducta humana.

Pero no quiere esto decir que en cuestiones morales todo dependa de la situación. Hay principios -muy pocos, pero principios- universalmente válidos en toda situación histórica y cultural, según ha reconocido la antropología más reciente no lastrada con prejuicios positivistas.

El libro viene a plantear una de las grandes cuestiones en que se debate la ética desde siempre -la pregunta por el deber- y que sigue siendo actual, como muestra el volumen de literatura sobre ella que nuestro tiempo produce.

Esta es una aportación llena de la claridad característica del discurso de Antonio Millán-Puelles, hoy particularmente de agradecer teniendo en cuenta la confusión que abunda en la controversia en torno a la fundamentación de la moral.

José María Barrio Maestre

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