Teresa de Ávila y la España de su tiempo

Algaba. Madrid (2007). 315 págs. 24 €. Traducción: Tomás Onaindía Gascón.

TÍTULO ORIGINALThérèse d’Avila

Joseph Pérez está considerado como uno de los mejores hispanistas actuales, y demuestra serlo en esta ocasión.

En el libro pueden distinguirse dos partes. La primera sigue una pauta cronológica y trata sobre los hechos más relevantes de la vida de santa Teresa; la segunda versa sobre sus contemporáneos, la cultura de su época, la experiencia mística y su fama a lo largo del tiempo. El volumen, no obstante, no pretende ser una biografía al uso de la santa abulense, sino una aproximación al Siglo de Oro español visto a través de la perspectiva de Teresa de Ávila, santa y doctora de la Iglesia para los católicos, fundadora y gran escritora para otros muchos, creyentes o no.

La gran mística fue coetánea de Felipe II, de san Juan de la Cruz, san Pedro de Alcántara, el cardenal Gaspar de Quiroga, san Francisco de Borja, la princesa de Éboli, Francisco de Vitoria o Bartolomé de Carranza. Frecuentó las elites dirigentes: aristocracia y alta burguesía; se entendió mejor con éstos que con aquellos y supo elegir bien a sus colaboradores, fueran clérigos, religiosos o laicos.

La devotio moderna, el erasmismo, el iluminismo eran algunos elementos del ambiente espiritual de la España de Teresa de Ávila, según Joseph Pérez. Con acertado criterio, el autor expone la experiencia mística de Teresa a través de textos bien seleccionados, proyectando luz sobre el concepto de propio conocimiento y penitencia en la santa abulense. Después trata acerca de la historia de la edición de sus principales obras, para finalizar con la difusión de su vida y literatura en España y en la patria del autor, que trata correctamente la relación entre mística y erotismo.

Jospeh Pérez está convencido de que santa Teresa de Jesús o Teresa de Ávila puede enseñar algo a los lectores de hoy, creyentes o no. Para los primeros será una buena guía y modelo que rechazó la mediocridad y se elevó hasta la cima de la vida espiritual, pero que siempre conservó la cabeza fría y los pies en la tierra. Los segundos pueden admirar sus cualidades literarias, la alianza entre contemplación y acción, entre sensibilidad e inteligencia, entre la auténtica humildad y la autoestima.

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