Sobre la lectura

Marcel Proust

GÉNERO

Pre-Textos. Valencia (1996). 68 págs. 1.300 ptas.

Este breve texto, una pequeña joya literaria, apareció por vez primera en 1905, en un ejemplar de la revista La Renaissance latine. Proust inicia este ensayo recordando experiencias personales de lectura en su infancia y juventud. Al evocar esos años, Proust no habla de libros concretos, sino de momentos, lugares y situaciones. Más que el número y la sustancia de los libros leídos, lo que más le importa destacar es la actitud personal ante la lectura.

Marcel Proust defiende la lectura como vehículo para despertar deseos e inquietudes, pero nunca como sustitutivo de la vida: «La lectura no actúa más que como un estímulo que no puede en absoluto sustituir nuestra actividad personal».

La vida libresca en exceso, la enfermedad literaria, puede traer como consecuencia el desprecio por la realidad que a uno le ha tocado vivir. «Mientras la lectura -escribe- sea para nosotros la iniciadora cuyas llaves mágicas nos abren en nuestro interior la puerta de estancias a las que no hubiéramos sabido llegar solos, su papel en nuestra vida es saludable».

Pero el excesivo y desmedido apego a los libros corre también el peligro de aletargar la pasión que debe haber en todo individuo de alcanzar la verdad con «el progreso íntimo de nuestro pensamiento y el esfuerzo de nuestra voluntad».

Adolfo Torrecilla

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