Robert Schuman, padre de Europa (1886-1963)

Robert Schuman, père de l'Europe (1886-1963)

TÍTULO ORIGINALRobert Schuman, père de lEurope (1886-1963)

GÉNERO

Palabra. Madrid (2000). 255 págs. 2.755 ptas. Traducción: Manuel Morera.

Una frase pronunciada por Robert Schuman en su histórica presentación, el 9 de mayo de 1950, del acta de nacimiento de la Comunidad Europea, marca el nervio de la concepción visionaria y al mismo tiempo realista de quien nadie discute como auténtico progenitor de la actual Unión Europea. La asociación -dijo el ministro francés- de la producción del carbón y del acero entre Francia y Alemania, puestas durante tantos años al servicio de la fabricación de armas, «no sólo hará impensable sino también materialmente imposible» una nueva confrontación bélica entre los dos viejos rivales del continente.

Este lúcido realismo, puesto hoy en entredicho tanto por los euroescépticos como por los jeremías de la «Europa de los mercaderes», empapa todos los escritos y la actuación política de Schuman, fundador -junto al alemán Adenanuer y el italiano De Gasperi- de la CECA, germen de la actual UE. El padre de Europa, hoy en proceso de beatificación, definía la política como «realismo sin ideología», y afirmaba que la reunificación europea, durante tantos siglos añorada, se lograría al encontrar «un sistema para no comprometer sólo las palabras, sino también los intereses».

Esta biografía de Robert Schuman, escrita en el original francés hace ya veinte años y editada ahora en español, arroja luces para comprender el actual debate interno entre los Quince. La obra de René Lejeune pretende ser, también, una llamada a la necesidad de volver a los orígenes de la idea fundacional de Schuman, y una anticipación de fases de la construcción europea que aún están por llegar. El jefe de Gobierno francés tras la II Guerra Mundial, ministro de Exteriores durante la creación de la Comunidad, y posteriormente primer presidente del Parlamento Europeo, concibió una Europa dilatada, en calidad de intereses, y en cantidad de miembros. «Rusia -adelantó ya en 1950 Schuman, en plenos albores de la Guerra Fría- está desde luego en nuestro proyecto». En uno de sus escritos afirmará: «A Europa la distingue que está formada por democracias que deben su existencia al cristianismo, el primero que enseñó la igualdad de naturaleza de todos los hombres, hijos de un mismo Dios».

El tono ligeramente hagiográfico de Lejeune – presidente de la Fundación que promueve la causa de beatificación de Schuman- no obsta para que la obra interese por la calidad de las citas premonitorias del fundador de la Comunidad Europea. Robert Schuman firmó la entrada de Francia en la OTAN, creó la CECA, presidió por aclamación su primera Asamblea Parlamentaria, y constituye -por la solidez de su personalidad y de sus obras- un ejemplo elocuente del compromiso social del católico en la vida pública.

Francisco de Andrés

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