Recuperemos el periodismo

Recuperemos el periodismo

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2023)

Nº PÁGINAS448 págs.

PRECIO PAPEL19,95 €

PRECIO DIGITAL8,99 €

Pocas profesiones han sufrido un shock tan profundo y rápido como la profesión periodística en España. Desde el punto de vista económico, los diarios ingresan menos de un tercio que en 2008. Google y Facebook han arrasado con la publicidad, que en la prensa ha caído un 48%. A su vez, los cambios tecnológicos han hecho que los medios y los periodistas pierdan la exclusiva de la intermediación informativa, pues los lectores pueden obtener la información en otros sitios. El paro se ha convertido en el principal problema de los periodistas. Y unas empresas periodísticas debilitadas económicamente han perdido independencia frente a presiones del poder político y de los anunciantes.

¿Estamos a tiempo de regenerar la profesión periodística en este contexto de cambio traumático? En este libro colectivo, coordinado por Ignacio Bel, que ha sido profesor titular de Derecho a la Información en la Universidad Complutense, se intenta aportar ideas desde distintos sectores de la profesión. Algunos proceden del ámbito académico (Ignacio Bel, Loreto Corredoira, Justino Sinova), otros han acumulado sabiduría profesional en puestos destacados de empresas periodísticas (Fernando González Urbaneja, José Antonio Zarzalejos, Bieito Rubido), algunos transmiten más la experiencia de la labor empresarial (Antonio Fernández-Galiano), y en gran parte son periodistas en activo que han sufrido los problemas de las redacciones.

En las diversas colaboraciones, me parece que se repite mucho la palabra “volver”. Da la impresión de que en un momento determinado la profesión periodística adoptó un camino equivocado para intentar solventar la crisis que se le venía encima. Ante la caída brutal de la publicidad, había que reducir costes fijos, y lo más inmediato fue recortar plantillas, lo que supuso una pérdida de talento en las redacciones y de calidad en la información.

Ahora se trata de desandar el camino, lo cual no supone regresar al modo de hacer periodismo anterior a la crisis. Más bien se trata de volver a recuperar los valores perdidos, aunque quizá por otros medios, sugeridos en distintos artículos del libro. Hay que lograr una nueva alianza entre medios y lectores, mediante el modelo de pago por contenidos; si bien para esto –según propone Fernando Cano– los editores podrían ponerse de acuerdo para unir sus contenidos en un solo lugar, con una pasarela de pago única y una tarifa plana que permita acceder a todos los diarios. También cabe plantearse si los medios deben ser siempre negocios mercantiles, o si pueden responder a otras fórmulas como la de ser sostenidos por una fundación.

Los periodistas deben volver a concebir su labor como una búsqueda de la verdad, realizada con la máxima objetividad, ofreciendo un valor añadido a las noticias (etiología, contexto, consecuencias). Esto depende en parte de la empresa, pues sin una retribución suficiente y un tiempo indispensable para elaborar la información no puede lograrse calidad. Pero también depende de los propios periodistas, que han de defender su independencia y evitar los sesgos y las mezclas de opinión e información tan frecuentes hoy en día, según reclama Carlos Sánchez.

También el público debe volver a cumplir su papel, si quiere tener una información valiosa, y no solo el batiburrillo de las redes sociales. Si uno está dispuesto a pagar por el entretenimiento en las plataformas digitales, no puede esperar que la información de calidad le salga gratis.

Hay otras cosas que ya nadie espera que vuelvan. La prensa en papel tiene los días contados. Los puestos fijos y jerarquizados de los periodistas en grandes salas de redacción pueden verse sustituidos por el trabajo a distancia, aunque sea en equipo. Los editores de prensa genuinos están siendo eclipsados por empresarios de comunicación centrados en lo económico. El mercado audiovisual se ha convertido en el duopolio de Atresmedia y Mediaset, que acaparan el 86% de la audiencia privada y el 81% de la publicidad, mientras que los medios públicos audiovisuales siguen amancebados con los poderes políticos.

Todo esto y otras muchas cosas han cambiado. La misma profesión periodística ha perdido atractivo, como se manifiesta en el descenso de alumnos en las Facultades de Comunicación. Pero, a pesar de todo, la gente sigue interesada por la información y la opinión, lo que en definitiva justifica el valor del periodismo. En este libro pueden encontrarse ideas valiosas de profesionales experimentados, que no se resignan a que el periodismo sea solo un mero sector económico más.

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