“Una figura nos tuvo cautivos. Y no podíamos salir, pues reside en nuestro lenguaje…”. Los filósofos Hubert Dreyfus (Indiana, 1929) y Charles Taylor (Montreal, 1931) toman como punto de partida esta evocadora idea de Ludwig Wittgenstein para profundizar en el debate contemporáneo en torno a una pregunta siempre actual: ¿qué es conocer?
Según los autores, nos guiamos por una idea de conocimiento que procede de Descartes y que, lo queramos o no, estructura nuestra manera de pensar y nuestra forma de desenvolvernos en el mundo. Los ideales de claridad y distinción, que han cautivado a tantos pensadores hasta nuestros días, nos llevan a establecer una frontera infranqueable entre dos mundos: la realidad de fuera y la representación de ella elaborada dentro de la mente. Así, lo real es captado por el sujeto a modo de bits de información que más tarde son procesados por la mente con el fin de generar una representación racional y fidedigna de la realidad.
A tenor de Dreyfus y Taylor, esta escisión en dos mundos –fuera y dentro– es profundamente problemática, pues deriva fácilmente en el escepticismo y, como paso siguiente, en el relativismo. Además, sus consecuencias van más allá del ámbito del conocimiento: dado que el ser humano es una unidad, la distorsión alcanza también al terreno ético. “Somos, pues, seres divididos que necesitamos una cura”, sentencian los autores.
La propuesta articulada por Dreyfus y Taylor en este ensayo no deja de ser una llamada al sentido común. No somos computadoras capaces de lograr un conocimiento neutral de la realidad; tampoco sujetos pasivos que acumulamos bits de realidad que más tarde ordenamos. Esta visión artificial del hombre es rebatida por los autores desde una perspectiva en gran parte fenomenológica, que se apoya sobre todo en las tesis de Martin Heidegger y Maurice Merleau-Ponty. En sintonía con estos dos filósofos, Recuperar el realismo defiende una idea de conocimiento que es inseparable de nuestras acciones como seres encarnados, sociales y culturales. El conocimiento no parte de cero: hay siempre un trasfondo de comprensión, fruto de nuestro trato cotidiano con las cosas.
A primera vista, la postura de Dreyfus y Taylor podría parecer relativista, pero no lo es en absoluto. El hecho de que podamos hacernos cargo de las culturas y entornos sociales de otras personas muestra que los seres humanos no estamos encerrados en la propia cultura o lenguaje. En palabras de los autores, “descubrimos que la determinación de objetos depende de nosotros, pero también que solo podemos determinarlos si nos hallamos antes una realidad que es verdaderamente independiente”. El “realismo robusto plural”, tal y como es bautizado por Dreyfus y Taylor, es una propuesta audaz y sencilla al mismo tiempo, que abre un camino de búsqueda de la verdad en un tiempo que parecía haber desechado este término.