Carissa Véliz es una joven profesora de Oxford especialista en privacidad, por lo que no es extraño que la primera parte de la obra se centre en una descripción detallada y rigurosa, con numerosos ejemplos relevantes, sobre la pérdida de intimidad que hemos sufrido en las dos últimas décadas. A esta situación se ha llegado a raíz de ciertas crisis. Por ejemplo, tras el ataque del 11-S aumentó nuestra necesidad de protección; asimismo, la pandemia ha puesto de manifiesto la importancia del control.
El problema es que ahora nos encaminamos hacia tecnologías todavía más invasivas, como los satélites que graban todo en directo, el reconocimiento facial continuo, la recopilación de nuestros datos médicos, etc. Lo curioso es que muchas veces somos los propios usuarios los que estamos encantados y satisfechos con los servicios a medida que se nos ofrecen gracias a la recolección masiva de datos, ya sea en forma de sugerencias sobre compras o consejos sobre la salud, por ejemplo.
Privacidad es poder permite comprender cómo el objetivo de las grandes tecnológicas es conocer los gustos y conseguir la atención de la audiencia para vender publicidad lo más personalizada posible. Es decir, no es tanto que vendan nuestros datos personales, sino la posibilidad de influir directamente sobre cada uno de nosotros. Y aunque nos gusta pensar que somos autónomos en nuestras decisiones, en realidad no es así, como ha mostrado el escándalo de Cambridge Analytica. La autora insiste en la necesidad de que toda la sociedad perciba las cosas como son y que las pantallas no muestren a cada uno mensajes diferentes o contrarios acerca de lo mismo según sus preferencias. Esta es una de las razones por las que la desinformación y la polarización se extienden con tanta rapidez.
Uno podría pensar que nuestra relación con la tecnología está muy asentada y no puede cambiar, como si respetar el derecho a la privacidad fuera una quimera imposible. Sin embargo, Carissa Véliz explica que el cambio es posible y muy necesario. De ahí que el ensayo no se quede solo en el análisis de la situación y ofrezca propuestas muy concretas para dar la vuelta al actual panorama. Algunas podrán ser más realistas que otras, pero tras leerlo uno se decide a cambiar algunos de sus hábitos digitales y a tratar de influir públicamente para que haya más presión social y política sobre las grandes compañías tecnológicas. Sin duda estamos ante una lectura muy recomendable para situarse en uno de los temas más decisivos de la próxima década.