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Por qué Europa liderará el siglo XXI

TÍTULO ORIGINALWhy Europe Will Run the 21st Century

GÉNERO

Taurus. Madrid (2005). 216 págs. 19,50 €. Traducción: Victoria E. Gordo del Rey.

Mark Leonard es un joven analista de política internacional, miembro destacado del Centre for European Reform, un «think thank» británico que suele asesorar a Blair. Este centro es un faro europeísta en medio de la marea euroescéptica que domina en Gran Bretaña, y Leonard es un ferviente euroentusiasta, según se desprende de la lectura de este libro, en el que asegura que Europa liderará el siglo XXI. Semejante afirmación hoy despertaría dudas, a no ser que se interprete en el sentido de que el modelo de integración regional de la UE ha hecho fortuna en todo el mundo, como demuestran MERCOSUR, ASEAN o incluso la Unión Africana.

La apología que el autor hace de la UE no es tanto de sus instituciones o de su compleja burocracia sino de la influencia, el llamado «poder blando», que exporta fuera de sus fronteras. En este sentido, Leonard habla de una «euroesfera», un centenar de países de todos los continentes a los que brinda oportunidades económicas y comerciales, y al mismo tiempo trata de influir en favor del respeto a los derechos humanos. Esta capacidad de influencia contrasta con la de Estados Unidos que se basa en la fuerza militar, pues concibe el mundo en términos de única superpotencia. Washington cree en una alianza de países que giran a su alrededor, y no tendría en cuenta que vamos hacia un mundo multipolar con la emergencia de China o la India. Como ejemplo del éxito europeo, el autor presenta a una Colombia que sobre todo recibe ayuda militar estadounidense, mientras que la UE puede influir más en los países balcánicos y «europeizarlos» con el aliciente de la integración.

Según Leonard, la Unión no pretende crear un superestado, como dicen algunos de sus críticos, sino que potencia a los Estados que la integran: Noruega no pertenece a la UE, aunque esté en el Espacio Económico Europeo y aplique las normas comunitarias; pero al no ser Estado miembro, no participa en la elaboración de las mismas. De ahí la importancia que da el autor a las áreas regionales económicas, aunque quizás sobrestime la fuerza del libre comercio en la transformación del mundo. Chávez puede decir sí a MERCOSUR, como factor integrador de Sudamérica, mas eso no cambiará su proyecto político. Tampoco los dirigentes chinos están dispuestos a renunciar al poder a pesar de la apertura de su economía. Quizás Leonard sea de los que creen que los cambios políticos pueden producirse cuando una economía floreciente consolide a una clase media.

Antonio R. Rubio

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