Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 63/14 A Oscar Wilde (1854-1900) se le presenta muchas veces como el enfant terrible de la literatura inglesa. Pero su frívola incorrección necesita ser contrastada con dos de sus obras más serias: el poema Balada de la cárcel de Reading y la larga carta De profundis. “Llegar a ser un hombre más profundo es privilegio de los que han sufrido”, escribe en una de ellas. La seriedad profunda que
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