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Obra completa (Vol. 1)

TÍTULO ORIGINALDie Blendung. Die Fackel im Ohr

GÉNERO

Anaya & Mario Muchnik. Barcelona (1997). 776 págs. 4.500 Ptas.

«Uno de los grandes escritores de este siglo, un poeta que intuyó y representó con excepcional fuerza el delirio de la época», decía de Elías Canetti el germanista Claudio Magris. Canetti nació el 25 de julio de 1905 en Rustchuk, Bulgaria, y falleció el 14 de agosto de 1994 en Zúrich. Escribió su principal obra, Auto de fe, en 1935, pero consiguió ser reconocido como un gran escritor sólo casi medio siglo después, cuando publicó su autobiografía -La lengua absuelta (1977), La antorcha al oído (1980) y El juego de los ojos (1985)-. En 1981, la Academia de Suecia le concedió el premio Nobel de Literatura. También escribió teatro y libros de ensayos, como El otro proceso de Kafka y, sobre todo, Masa y poder.

Nacido en una familia judía sefardita, empezó a hablar en el castellano del siglo XV. Siendo todavía niño abandonó Bulgaria, y durante su infancia y juventud vivió en Manchester, Viena, Zúrich y Francfort. Su ciudad preferida fue Viena, donde estudió Química -pensó ser médico, pero cambió de idea porque no tenía coraje para enfrentarse con los enfermos- y vivió el apasionante mundo cultural de entreguerras. A pesar de su origen sefardita y búlgaro, y de que residió muchos años en Londres -tenía nacionalidad británica-, su obra pertenece a la literatura alemana y en concreto a la vienesa.

Sus libros autobiográficos -en España han sido publicados por Muchnik- son fascinantes. Las descripciones de su entorno familiar, desde el abuelo, comerciante en la antigua Rustchuk, puerto fluvial en el Danubio que hoy se conoce como Ruse, hasta el padre, muerto cuando Elías era un niño, y sus primeros estudios en Manchester y Zúrich, forman La lengua absuelta.

El mundo de los sefarditas de Viena recorre La antorcha al oído, segundo de su autobiografía. Allí aparece su amistad con Veza, una joven intelectual sefardita con la que discute de literatura y poesía. Veza es «bellísima, de cara muy española, una andaluza que nunca había estado en Sevilla, pero hablaba de esa ciudad como si hubiera crecido en ella».

Las relaciones de amor-odio con su madre, mujer de profunda cultura pero posesiva -al menos según Elías-, la formación juvenil en Francfort y Viena, sus estancias en Berlín donde conoce a Bertolt Brecht, a los expresionistas como Grosz, y es amigo de Isaac Babel, son los años de preparación para su gran obra, Auto de fe.

Peter Kien, protagonista de Auto de fe -el título alemán es «deslumbramiento, ofuscación», pero los editores españoles prefirieron uno más agresivo-, es un Quijote redivivo que, llevado por su amor a los libros, comete las mayores chaladuras. Especialista en manuscritos antiguos chinos, Kien es incapaz de amar algo fuera de sus estudios y de la cultura libresca, y su locura le lleva a prender fuego a su biblioteca muriendo en el incendio.

La locura de Kien trae inmediatamente a la memoria a don Quijote, y un crítico dijo que si Cervantes hubiera vivido en nuestro siglo, habría escrito Auto de fe. Pero mientras la prosa cervantina está empapada de ternura y piedad hacia el personaje, la obra de Canetti es demoledora, y anticipa la tragedia de la segunda guerra mundial, los campos de exterminio nazis y los gulag de Stalin. «La inflamabilidad del mundo, cuya amenaza yo sentía, se mantuvo en el nombre del protagonista», afirma Canetti al explicar que primero se llamaba Brand, incendio, aunque luego lo transformó en Kant y por fin en Kien, leña resinosa.

Muchnik publica ahora con la editorial Anaya sus obras completas en cinco volúmenes. El primero, que acaba de salir a la venta, comprende Auto de fe y El testigo de oídas, colección de retratos imaginarios. Una cuidada edición, a la que sin embargo le falta un estudio preliminar sobre Elías Canetti y su obra.

Miguel Castellví

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