Muerte en Roma

TÍTULO ORIGINALDer Tod in Rom

GÉNERO

RBA Libros. Barcelona (2002). 205 págs. 14 €. Traducción: Carlos Fortea.

Este autor alemán publicó Muerte en Roma en Frankfurt, 1954. Escrita, pues, con suficiente perspectiva, su tema es la Segunda Guerra Mundial; bien que no directamente, sino sus consecuencias en algunos alemanes en Roma. Esa muerte de alemanes en Roma, ese título, tiene un sentido alegórico moral y también físico, además de la evidente referencia a la Muerte en Venecia (1913) de Thomas Mann.

W. Koeppen nació en Greifswald (Pomerania) en 1906, y murió a los noventa años. Sus novelas Palomas en la hierba (1951) y El invernadero (1953), junto con Muerte en Roma, son consideradas como obras maestras. Escribió y publicó, aunque no mucho, sí a casi todo lo largo de su extensa vida: memorias de viajes; una autobiografía (Juventud, 1976); narraciones breves y ensayos, como Los miserables escritores (1981).

En Muerte en Roma, Koeppen usa de un estilo buscadamente fragmentario, y su narración queda como un mosaico en el que no estuvieran claros los límites de las distintas piezas que lo componen. Esto sin duda evoca la inseguridad existencial de sus personajes burgueses, y también que en esa angustia vital, todos son iguales.

Todos son alemanes. Todos han pertenecido a Hitler, voluntariamente o no. Hay un narrador principal (un joven compositor de música), que se narra a sí mismo, y que, casi sin solución de continuidad, y con la misma omnisapiencia, describe a los demás: a su tío (antiguo e importante militar nazi), que se oculta en Roma; a la mujer de éste; al padre del músico, judío, de alto estrato social y cargo público, que ha venido a Roma al estreno de la composición musical de su hijo; el director de la orquesta (extremadamente culto y exquisito), casado con una judía, a cuyo padre hizo matar el militar nazi en su ciudad natal.

Este libro forma parte de ese conjunto de novelas que, por el modo de presentar el reciente pasado de guerra y posguerra, se convierte en Alemania en una corriente literaria. Se considera Palomas sobre la hierba como una de las más importantes novelas dentro de esa línea; pero también Muerte en Roma es una magnífica representación de esa corriente: la rápida recuperación de un bienestar material y social es criticada como un deseo de olvidar lo pasado y toda la personal responsabilidad. Las huellas del pasado y esa real responsabilidad persiguen, castigan, de un modo u otro, los egoísmos que pretenden refugiarse en ese falso olvido. Las heridas psíquicas y morales permanecen, sobre todo en las que fueron víctimas inocentes.

En su momento Muerte en Roma produjo escándalo por su claridad y dureza en la descripción de la corrupción moral. Hoy, cincuenta años después, me parece que no producirá escándalo, sino que moverá a la reflexión. Por otro lado, Koeppen nunca miente llamando bien al mal.

Pedro Antonio Urbina

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