Nueva novela sobre la Alemania nazi, la primera de su autora. La narración alterna la vida de Anna, en Weimar, en los años cuarenta, y la de su hija Trudy, en Minneapolis, en los años noventa. Anna, diecisiete años, es hija de un hombre de negocios acomodado con simpatías nazis, pero se enamora de Max, un médico judío, y tiene una hija con él; cuando a Max se lo llevan a un campo de concentración, Anna huye y se pone a trabajar en una panadería; participa en algunas acciones de resistencia y un oficial nazi la hace su amante. Trudy, profesora universitaria sobre la Historia de Alemania, no sabe nada de la vida previa de su madre pues Anna es, para ella, una mujer muy silenciosa y reservada; pero algunos indicios la hacen suponer que es hija del nazi; también por ese motivo se involucra en un proyecto investigador que intenta recuperar la memoria de los alemanes supervivientes de aquella época.
La novela está bien escrita y construida: para ser una primera novela esto es notable. Se cuentan las cosas en tercera persona pero desde el interior de las protagonistas y, lógicamente, quedan mejor dibujados los personajes de los noventa que los de los cuarenta.
La autora trabajó un tiempo en la Fundación Shoah, perteneciente a Steven Spielberg, y no sé si, también por eso, todo parece pensado para ser llevado al cine. Tal vez por ese motivo la novela es más prolija de lo que se requiere, abundan las escenas amorosas y sexuales de Anna y se produce un redescubrimientos final que cabe llamar hollywoodiense. Desde un punto de vista narrativo es algo contradictorio que la historia esté basada en la tenacidad de Anna para ocultar su vida pasada y, en cambio, el narrador ponga tanto empeño en mostrarla y no sepa ser más respetuoso, también con el lector.
