La vida de Samuel Johnson por James Boswell es una obra singular. Biografía, pero más que biografía. Es uno de los mejores documentos históricos que ha dejado el siglo XVIII.
Samuel Johnson (1709-1784) fue un intelectual, escritor, crítico y lexicógrafo británico, de gran prestigio en su época, pero no tanto hoy, al menos fuera del ámbito anglosajón. James Boswell (1740-1795), un abogado escocés que, desde que conoció a Johnson fue su leal amigo y discípulo, se tomó el trabajo de ir anotando lo que decía y hacía el maestro.
En 1791, muerto ya Johnson, sale la monumental Vida, en la que Boswell sigue, de año en año, desde el nacimiento a la muerte, la trayectoria del maestro, reconstruyendo, en la medida de sus posibilidades, infancia y juventud. Boswell es tan curioso, tan detallista, que su obra ha quedado, más allá del interés por la vida de Johnson, como un documento del ambiente intelectual, artístico y social británico en el siglo XVIII, con un inmenso repertorio de temas, opiniones, alusiones a costumbres, etc.
Entre los hechos, situaciones y ambientes que quedan documentados, en una época inmediatamente anterior o contemporánea de la Ilustración francesa y la Revolución de 1789, está lo minoritario de las opiniones contrarias a la sensibilidad cultural general de entonces, de impronta claramente cristiana. Johnson no vio nunca incompatibilidad alguna entre sus ideas más inconformistas y su sincera piedad religiosa. “Si hay alguien suficientemente desconsiderado -escribe Boswell, pagando el inevitable tributo a la época de la Razón- para creer que tal ejercicio (de piedad religiosa) es la debilidad de un gran entendimiento, que mire a Johnson y se convenza de que lo que practicó tan encarecidamente debió de tener una base racional”.
Espasa, que ya había publicado una edición reducida -interesante para quienes no desean tanto detalle- edita ahora la valiosa e imprescindible obra completa.