Fernando Prado, periodista y director de Publicaciones Claretianas, solicitó un encuentro con el Papa Francisco para conversar sobre la vida consagrada. Sabía que la reflexión sobre el carisma religioso ha sido central en el pontificado de Francisco, que dedicó el año 2014 a profundizar sobre el sentido de la vida consagrada y que sintió desde joven que Dios le llamaba por el camino religioso. Para sorpresa de Prado, Francisco aceptó.
Las enseñanzas que se condensan en La fuerza de la vocación no solo son aplicables a quienes han realizado votos; el volumen incluye consejos importantes para comprender cualquier vocación, incluso el matrimonio, e indicaciones que ayudarán espiritualmente a cualquier cristiano.
En este sentido, muchas de las afirmaciones del Papa recuerdan las ideas de su última exhortación, Gaudete et exsultate (ver Aceprensa, 9-04-2018). También en el caso de la santidad religiosa, Francisco cree en la fuerza del testimonio callado y ordinario de quienes viven su entrega a fondo, sin buscar prestigio humano alguno. Sostiene que el peligro de los carismas es que se infiltre la ideología y no saber distinguir entre lo accesorio y lo fundamental en la misión de la congregación. Para encontrar la raíz inspiradora y ser fiel a ella, es imprescindible iniciar “procesos de purificación”.
Las instituciones religiosas no deben olvidar, en cualquier caso, que tanto sus objetivos como sus criterios han de ser evangélicos. Especialmente tentador es, en ocasiones, el desempeño de labores sociales, ya que las exigencias de “funcionalidad” pueden oscurecer el carisma espiritual. En ese caso, Francisco advierte con claridad: las obras son importantes, pero tienen que estar guiadas por el discernimiento espiritual.
Dentro de la Compañía de Jesús, Francisco fue formador y conoce de cerca las decepciones y fracasos que evita el hacer un “examen minucioso” de los aspirantes. La vida consagrada no es un refugio y exige unas determinadas condiciones psíquicas y afectivas. Hay que ser especialmente cuidadoso a la hora de los ingresos, para evitar problemas de perseverancia y escándalos.
Cualquier lector puede sacar provecho de estas consideraciones espirituales de Francisco y convencerse de la relevancia eclesial y la riqueza de la pluralidad de carismas y congregaciones religiosas.