Leonardo Polo fue uno de los pensadores españoles más profundos del siglo XX, pero también de los más desconocidos. Muchas personas buscan, por ejemplo, hincar el diente a su conocido libro El acceso al ser, pero con desánimo constatan que, en efecto, el cierre categorial es una teoría clausurada para el gran público. Eso ni resta importancia a Polo ni significa que no valga la pena hacer el esfuerzo por penetrar en su obra.
Por suerte, además, contamos con algunos textos de Polo más divulgativos o de entrevistas, como las recogidas en el último volumen de sus Obras completas que ha salido al mercado de la mano de Eunsa, y que tienen su origen en una serie de conversaciones –largas, sesudas– entre el filósofo y el periodista y escritor Salvador Bernal.
Las charlas entre ambos, que ven la luz por primera vez, son, desde todos los puntos de vista, una delicia: muy actuales, a pesar del tiempo transcurrido; y muy exigentes para el lector, pero más accesibles que el resto de la literatura poliana. Y, sobre todo, proyectan luz sobre temas y problemas acuciantes.
Polo es un pensador de raza… Y Bernal, en el periodismo, no le va a la zaga. Hay consideraciones trascendentales sobre el valor del trabajo, sobre la pobreza derivada de la especialización y la imposición de una mentalidad demasiado tecnificada, sobre la diferencia radical entre persona e individuo. Y sobre la disolución de la sagrada singularidad en eso amorfo y escuálido que hemos dado en llamar masa.
El ser humano no puede renunciar a su historicidad, señala Polo. Aunque vive en el tiempo, el hombre es alguien que se abre más allá del tiempo, lo que convierte la existencia en un periodo esperanzador. De ahí que se vincule lo propio de su esencia con esa potencia creadora que ve puertas donde el miope atado a la inmanencia atisba únicamente muros o límites.
Polo desarrolla sus ideas con pausa, profundamente, en estas conversaciones en las que el entrevistador le deja hablar o le incita con preguntas y alusiones. Para Polo, la situación que se vivía estaba caracterizada por la parálisis, y esta era fruto de la superficialidad; hoy no pintan las cosas de otro modo. Los diálogos recogidos en este libro muestran la vitalidad e innovación de Polo y la necesidad de no olvidar su legado para pensar nuestro presente.