Ka

Roberto Calasso

GÉNERO

Anagrama. Barcelona (1999). 462 págs. 2.900 ptas. Traducción: Edgardo Debri.

El italiano Roberto Calasso vuelve a utilizar la mitología, en este caso la hindú, como escenario y argumento para una nueva obra. Como en las anteriores -merece citarse Las bodas de Cadmo y Harmonía (ver servicio 7/91)-, también aquí hace gala de una arrolladora erudición.

El mismo carácter narrativo de este libro daría, ya de entrada, mucho de qué hablar. ¿Mitografía? ¿Reinterpretación de historias mitológicas hindúes? ¿Acercamiento? Y, en tal caso, ¿desde dónde?

El efecto que produce Ka es el mismo que el del Mahabharata: el de un poema épico compuesto por innumerables historias pero contado por nadie, desde un punto de vista que tan pronto permite la recreación narrativa como la discusión filológica e incluso la interpretación filosófica, sin reparos para endosar lecciones de filosofía budista.

Dentro de una concepción mitológica resulta difícil saber quién contamina a quién: si la historia a su interpretación o si el postulado de una tesis a la narrativa.

Sea como fuere, es un hecho que la cultura occidental está, hoy por hoy, fascinada por el orientalismo. Fascinación que, todo sea dicho, no proviene más que de la desorientación religiosa y de un acercamiento a culturas exóticas.

Ka significa ¿Quién? Es la pregunta que se formula cuando ya todas las preguntas han sido formuladas. Esta pregunta raíz se extiende, como motivo general, a lo largo de todas las páginas de Ka: desde el pájaro Naruda, pasando por los amores de Siva o el respeto sacro por la figura del Brahman, o también cuando se llega a la maravillosa narración final sobre las relaciones entre Buddha y su siervo Ananda.

Muchas cosas, sin embargo, resultan difícilmente comprensibles. Se trata de aspectos que, por otra parte, no provienen de incapacidades de la obra, cuya precisión destaca por ser, a menudo, impecable, sino de la misma mentalidad hindú, como el tema del vacío como fin, la búsqueda de la total indiferencia o la concepción religioso-ritual del sexo.

La narratividad en Ka no lo es tanto por la historia sino por el aprovechamiento que de ella se hace. Y si algunos críticos la han llamado novela es porque, sencillamente, nadie sabe ya dónde se encuentran los límites de la misma, si es que alguna vez los hubo, o si alguien se atrevió a ponérselos después de las vanguardias.

Andrés Barba

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