La Iglesia ha perdido presencia en el espacio público durante los últimos decenios, una circunstancia debida en gran parte a la manera en que determinados partidos entienden la aconfesionalidad del Estado. Pero esa no es la única causa. Según muestra José Francisco Serrano Oceja en este libro, a medio camino entre la crónica periodística y el ensayo histórico, a ello hay que sumar tanto el proceso de secularización cultural como la renuncia de los políticos católicos a ejercer su influencia –y sus derechos– en el campo social.
Iglesia y poder en España analiza un intervalo histórico concreto, desde el Concilio Vaticano II hasta el último gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (2008-2011), aproximadamente, y critica por igual tanto el anticlericalismo, del que no parecen salir algunos sectores, como la actitud contraria. España ha navegado entre ambas, y eso ha emborronado un hecho que Serrano se propone no pasar por alto: que la Iglesia ha sido un factor de desarrollo –no de retraso– para la sociedad española.
Serrano reivindica la labor religiosa en varios frentes. En la espiritualidad, como es evidente, pero también, por ejemplo, en la cultura o en la educación. Por añadidura, asimismo, en el ámbito de la política, ya que estas páginas recuerdan que la Iglesia dejó libertad a sus fieles para votar la Constitución, en 1978, y que no hubiéramos avanzado en libertades sin el claro apoyo del episcopado.
No elude, por otro lado, temas polémicos. Explica, primeramente, la postura de la jerarquía española en el último Concilio y las repercusiones que ha tenido la mala exégesis del mismo. Asimismo, aborda la organización de la Conferencia Episcopal y los periodos de mayor y menor consonancia con el Gobierno. También se refiere a la pastoral en aquellas zonas que han soportado durante lustros el flagelo del terrorismo y la ruptura declarada con el socialismo actual.
Finalmente, Serrano, a la vista del escaso protagonismo que tienen hoy los católicos, hace un llamamiento y conmina tanto a las autoridades como a los creyentes de a pie a reivindicar los beneficios que el mensaje cristiano depara a todos, también a los alejados de la fe.
Un comentario
Presiento que las modas cambiarán el panorama cuando se entienda la fuerza de la verdad cristiana