La historia que leemos habitualmente son sobre grandes acontecimientos, descubrimientos, revoluciones, linajes o bien sobre amplios temas como la economía o la población en general. Pero se echaba de menos una Historia de la gente y eso es lo que ha trabajado durante mucho tiempo el historiador José Andrés-Gallego, en un libro ahora renovado y puesto al día.
La historia no puede hacerse sin testimonios, sin restos de lo anterior que nos puedan decir algo. Rastreando en fuentes de este tipo (archivos de población, registros de asilos y hospitales, ordenanzas varias, etc.) y en la ya abundante bibliografía, nos enteramos de cómo nacía, habitaba, vestía, enfermaba, compraba, vendía, se casaba, se relacionaba con los vecinos, moría la gente común de los siglos XVI a XVIII, principalmente. También sabemos más de su cultura, de su vida como súbdito, de sus sentimientos.
Una historia así detallada, de lo cotidiano, confirma lo que ya sabemos por la antropología cultural: que las necesidades, aspiraciones, deseos, sueños de los seres humanos son en cualquier época los mismos, variando los modos de llevarlos a cabo, la cultura, como conjunto de hábitos, en los que se insertan.
Esta historia permite comprobar también, frente a los denigradores de nuestros tiempos, lo mucho que se ha avanzado, a favor del hombre, en el campo de las necesidades materiales, de la curación de enfermedades, del transporte, de la información.
Para los especialistas hay casi ochenta páginas de detalladas referencias bibliográficas, un material de gran valor para quienes deseen trabajar este tema de la historia de la gente común, a veces mucho más interesante que el de algunos grandes personajes. O, al menos, más democrático.