Una casa arde en Oxford durante las fiestas de Navidad y de sus llamas brota una investigación que va desvelando aspectos cada vez más sórdidos de sus habitantes: una familia aparentemente perfecta de clase media-alta, cuyos progenitores no son encontrados entre los escombros. Casi de inmediato se desecha que la tragedia pueda ser un accidente.
El caso caerá al inspector jefe Adam Fawley, perro viejo, volcado –casi por escapismo– en su trabajo. Gozando del respeto y afecto de su ecléctico departamento de Policía, los coordinará a todos en un accidentado camino en la búsqueda de respuestas. En paralelo a las pesquisas, los interrogatorios y el clásico trabajo policial, se irán levantando los escombros e irán surgiendo evidencias, a la vez que incógnitas, mientras que el análisis forense de los cadáveres encontrados revelará misterios cada vez más inquietantes.
Familias desestructuradas, dominantes y controladoras, odios y celos a tono con las modas imperantes, competitividad, secretos y revelaciones de un pasado mantenido en el olvido… son unos cuantos de los elementos que conforman esta lectura –por otro lado– ligera. Los chutes de adrenalina llegan en forma de piezas de rompecabezas varias: recuerdos, descubrimientos de datos aterradores, constantes cambios de protagonista en los momentos de mayor suspense, pantallazos de periódicos digitales, informes forenses, comentarios de usuarios de Internet, etc.; todo ello condimentado con la vida y los problemas de los integrantes de la comisaría –algo monopolizados por la vertiente afectivo-sexual–.
La escritura no deja mucho espacio para la respiración. De un estilo eminentemente visual, y casi con vocación televisiva, la obra despliega una atmósfera fría y cínica, adornada con elementos propios del género noir. Giro tras giro, la historia lleva a la casilla de salida de una novela negra coral, visual y eficientemente construida a base de despistes y puntos de giro.
En el reino de los libros de suspense y en apenas dos años de carrera, Cara Hunter ha llegado a lo más alto, creando una trilogía respetable y elogiada (la de esta novela con ¿Quién se ha llevado a Daisy Mason? y El sótano de Oxford), y generando más de un millón de ventas.