Fiera venganza del tiempo

Carlos Vaquerizo

GÉNERO

Rialp. Madrid (2006). 84 págs. 12 €.

El premio Adonais sigue cumpliendo con el cometido para el que nació: revelar a jóvenes poetas inéditos en cuyo primer trabajo quepa entrever una promesa, como esta «Fiera venganza del tiempo» del sevillano Vaquerizo, que apenas cuenta con veintisiete años y que ha dejado una buena muestra de su quehacer en este libro de título expresionista.

Se trata de un planteamiento muy ambicioso: una interpretación global de la existencia, a través de siete secciones y esbozado desde el arquetipo, como delata el título del primer poema, «Génesis», y el primer verso, «En el principio la bondad del ser». La segunda sección «La herencia», matiza esta mitología y despoja al individuo de su carácter absoluto: «Somos prolongaciones de otros seres y tras cosas», afirma, «imperfecto reflejo del origen». La tercera sección, «Infancia», introduce poemas con mayor vocación narrativa y que no eluden la primera persona, como el que empieza «Era agosto y llovía (ateridos los árboles) / y un huracán de signos me movía / a emprender el regreso hacia la infancia».

La cuarta sección, «La belleza», constituye fundamentalmente un ejercicio de metapoesía en el que el poeta novel rinde culto a sus dioses tutelares, desgrana los elementos de un cierto programa y da razón de su vocación poética, pero contiene además uno de los momentos más emocionantes del libro, el breve poema «Belleza», que da una muestra del trasfondo sapiencial de la poesía Vaquerizo y de su conocimiento de lo cerca que está siempre el himno de convertirse en elegía: «Ignoras cómo puede la hermosura / deshilacharse como un mar de humo / y herirte como isla o como llanto / mientras sientes que dejas de existir». La quinta sección, «Tiempo en travesía», recoge el tópico cristiano del «status viatoris» y la metáfora del viaje como cifra de la existencia. La sexta, «Psique y el tiempo», y la séptima, «Eros», indagan en el yo y la subconsciencia a través del sueño y el amor.

«Fiera venganza del tiempo» contiene una firme promesa, cargada de comedimiento, mesura y equilibrio clásicos, en un momento en el que, tras dos décadas de consagración de estos valores, la poesía española parece reclamar algo más. Una lección bien aprendida, un (excesivo) propósito de totalidad y una precoz maestría que parecen el preludio de un poeta interesante. Veremos.

Gabriel Insausti

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