Falso movimiento

Alejandro Gándara

GÉNERO

S.M. Madrid (1992). 162 págs. 1.600 ptas.

Alejandro Gándara, ganador del premio Nadal 1992 con Ciegas esperanzas, vuelve a tratar en esta novela los problemas actuales de la sociedad. En su anterior obra destinada en principio a un público juvenil, El final del cielo, Gándara analizaba las relaciones de un padre con sus hijos. En ésta el tema es bastante similar: el ritmo frenético de vida que impone la sociedad actual imposibilita, a veces, la necesaria comunicación familiar.

Fran es un abogado cuarentón, dedicado a negocios no del todo limpios, casado y con dos hijos, que se ha dejado ir ahogando por la vida a base de hacerse concesiones, a fuerza de no mirar para no ver. Una noche, su hija de quince años no ha vuelto a casa, y ya es tarde. Su mujer, después de mucho insistir, consigue que su marido salga a buscarla. Y es aquí, en esta búsqueda, cuando Fran empieza a encontrarse a sí mismo, a darse cuenta de que no conoce a los suyos, de que su vida se ha basado «en un despacho, en un sitio, en ser alguien», y que para conseguirlo no se ha detenido ante nada.

Tras el casi continuo diálogo de las primeras páginas, la novela se centra en los pensamientos de los personajes, que empiezan a preguntarse sobre el porqué de sus acciones. La búsqueda lleva a un trepidante vagar por el sórdido Madrid noctámbulo de antros y droga, en un continuo «falso movimiento», porque, en el fondo, Fran sigue buscando justificarse hasta descubrir su fatal error: «Pensabas en salvarte demostrando que todo el mundo era como tú mismo. Si todo el mundo era culpable, entonces tú no eras tan diferente, tú no eras tan malo».

Es una novela dura, reflejo de una sociedad sin horizontes que se ha habituado a todo porque «es más fácil acostumbrarse al frío que a las quemaduras».

Eduardo Ares

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