En picado

TÍTULO ORIGINALA Long Way Down

GÉNERO

Anagrama. Barcelona (2006). 321 págs. 19 €. Traducción: Jesús Zulaica.

¿Qué pasaría si cuatro personas coincidieran en el mismo lugar y a la misma hora para quitarse la vida? A esa inquietante y un tanto rebuscada situación da respuesta Nick Hornby en esta nueva novela. Cuatro personajes -Martin, Maureen, Jess y JJ- coinciden en un conocido edificio londinense, la Topper’s House, con intención de tirarse al vacío. Ninguno de ellos, lógicamente, esperaba tener compañeros o testigos durante ese trance, por lo que forzados por las insólitas circunstancias deciden posponer su decisión.

Martin es un presentador de televisión hundido económica y familiarmente por un escándalo sexual; Maureen es una ama de casa que debe encargarse de su único hijo paralítico; Jess, una quinceañera histérica y grosera, está traumatizada por la pérdida de su hermana; y JJ, un norteamericano que se dedica a repartir pizzas, rockero sin grupo musical, ha sido abandonado por su novia. Cuatro historias dramáticas, cuatro crisis, que les mueven a tomar la decisión de poner fin a sus vidas. Sin pretenderlo, durante el tiempo que pasan en la Topper’s House, nace «una amistad conflictiva»: ninguno quiere depender de los otros, pero la soledad les lleva a buscarse mutuamente.

Hornby emplea las habituales bazas de sus novelas: humor, buenos personajes y crítica social. El humor es hilarante y contagioso desde la primera página. Sin embargo, es lamentable que lo acompañe con un vocabulario tan grosero. La variedad de la condición humana -con sus proyectos vitales, temores y sufrimientos- aparece reflejada en las vidas de estos personajes, con independencia de su rol social.

El mensaje que parece querer transmitir Hornby es que, al fin y al cabo, todos somos muy parecidos y que la desesperación y el sufrimiento, aunque se presenten de formas variadas, son asiduos compañeros de la existencia.

Hornby utiliza también este original argumento para censurar duramente el individualismo de la sociedad actual, aunque sus críticas no llegan a ninguna conclusión. Y es que Hornby falla a la hora de dar respuestas.

Para salir del paso, elabora algo así como un manual de autoayuda para andar por casa, entretenido, eso sí, pero cómodo y superficial. Y los temas de fondo de la novela -la familia, el trabajo, la amistad y hasta el suicidio-, aunque aporten perspectivas interesantes, son abordados epidérmicamente, a veces incluso de manera frívola.

José María Fernández Fuentes

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