El 12 de agosto de 1936 un tren procedente de Jaén, que conducía a 235 presos políticos destinados a la cárcel de Alcalá de Henares, fue detenido por revolucionarios comunistas y anarquistas en un apeadero cercano a Madrid. El jefe de la guardia que los custodiaba recibió órdenes de entregarlos, y 191 presos, entre ellos el obispo de Jaén, fueron fusilados por los milicianos. La matanza, cometida al comienzo de la Guerra Civil, provocó el rechazo de los gobiernos extranjeros, que pronto comenzaron a asilar a perseguidos en sus embajadas.
El tren de la muerte contribuye a esclarecer un episodio importante de la Guerra Civil. El autor deja que los informes descubran a los protagonistas de la masacre, sus motivos, las fuerzas políticas implicadas y el contexto social en que transcurrió. Santiago Mata ha ordenado los testimonios, incluido el de un superviviente, para reconstruir los hechos a partir de las distintas versiones. También analiza el significado político de la matanza. No fue un hecho espontáneo, sino claramente organizado, y un ejemplo de la fractura social del momento.
El libro, dice Stanley Payne en el prólogo, “constituye una aportación básica e importante que no construye ninguna ‘memoria’ subjetiva, sino que presenta los datos de la historia misma”. En esa medida, amplía la visión que se tiene actualmente de la Guerra Civil e ilumina las polémicas que despierta la contienda actualmente.
