El tiempo envejece deprisa es una colección de nueve cuentos -en homenaje, al parecer, al escritor norteamericano recientemente fallecido, J.D. Salinger, autor de Nueve cuentos– que tienen en común protagonistas en la última etapa de su vida, que recuerdan su pasado, reviven nostalgias y critican su presente y en algún caso el de Europa. Cinco de ellos son personas que han vivido el derrumbamiento del comunismo tras el telón de acero. Son historias relatadas a terceros, o reflexiones, que se desarrollan en Ginebra, Varsovia, Budapest, el Mar Negro, Berlín o Italia.
En todas ellas está presente ese lenguaje y esa aguda mirada tangencial, sugerente y muchas veces certera, que deja abierto el final de la historia; entre otras cosas porque su comprensión no es nada fácil, pues las dos primeras, diría, son crípticas o incomprensibles en su tratamiento literario. Afortunadamente a alguna no le faltan detalles de humor o fina ironía, entre la crítica política de izquierdista ilustrado.