Francis Fukuyama, El liberalismo y sus desencantados

El liberalismo y sus desencantados

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALLiberalism and Its Discontents

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2022)

Nº PÁGINAS176 págs.

PRECIO PAPEL19,95 €

PRECIO DIGITAL9,99 €

TRADUCCIÓN

GÉNERO

Francis Fukuyama es un politólogo que siempre estará asociado a su libro El fin de la historia y el último hombre, publicado hace treinta años y en el que afirmaba que la historia había llegado a su culminación con el triunfo universal de la democracia liberal y la economía de mercado. Ha pasado el tiempo, y tras acontecimientos como los atentados del 11-S y la crisis financiera de 2008, Fukuyama ha escrito artículos y libros en los que insiste en que su tesis de 1992 fue mal interpretada.

El libro que publica ahora lleva como subtítulo “Cómo defender y salvaguardar nuestras democracias liberales”, una alusión a la amenaza de los populismos de izquierda y de derecha, aunque el autor hace más hincapié en estos últimos y se refiere concretamente a Trump, Orbán, Le Pen o Salvini. Ciertamente, extiende sus críticas a una izquierda, en particular la estadounidense, obsesionada con las diferencias culturales, representada activamente en el movimiento woke, lo que en definitiva es una crítica a la posmodernidad que hunde sus raíces en el estructuralismo y la Escuela de Frankfurt.

La principal tesis del autor es que hay que separar la idea del liberalismo de su aplicación. Se diría que su objetivo es salvar los restos del naufragio de la teoría del fin de la historia e insistir en que el triunfo del liberalismo, dotado de más capacidad de creatividad e innovación que otras ideologías, resultará posible con las oportunas correcciones.

El liberalismo, según Fukuyama, debe volver a sus raíces clásicas, a Locke o a Smith, pero no puede reducirlo todo a economía. Debe preocuparse también por la desigualdad y una mayor participación del Estado en la economía al tiempo que sigue defendiendo la propiedad privada y el libre comercio. Fukuyama se identifica con la presidencia de Barack Obama, aunque no tanto con la de Joe Biden, pues recientemente ha declarado que no comparte sus políticas identitarias, que forman parte del ideario actual del Partido Demócrata. Tampoco le parece admisible, como propugnan los populismos, que exista una mayor concentración de poder estatal bajo el pretexto de luchar contra la desigualdad.

Fukuyama sabe expresar muy bien las causas de la actual crisis del liberalismo, pero no ofrece soluciones concretas, más allá de abogar por la moderación y la templanza. Hace hincapié en combatir a los enemigos del liberalismo, y el más peligroso le parece la derecha nacional populista. Apuesta por la racionalidad, si bien no parece tener en cuenta que la moderación no siempre resulta atractiva en un tiempo en que los populismos se ganan a los electores por el uso y abuso de las emociones.

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