La obra de Judith Shklar (1928-1992) no es muy conocida entre los lectores de habla española, salvo en el ámbito académico, donde aún prosigue la conversación sobre su anterior ensayo, Los rostros de la injusticia. Si algo puede aportar la publicación de El liberalismo del miedo –que contiene la que, seguramente, es la contribución más original de Shklar a la teoría política– es un aliciente para repensar nuestras democracias, erigidas sobre los presupuestos teóricos del liberalismo, y para configurar con mejor criterio las expectativas acerca de lo que podemos y debemos esperar de nuestro sistema político.
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