Elias Sanbar (Haifa, 1947) es un historiador palestino, educado en el Líbano, donde se refugió su familia en 1948 cuando él tenía solo catorce meses. Se instalaron en Beirut, ciudad que con el tiempo se convertiría en el principal bastión de la resistencia palestina. La mayor parte de sus amigos son asesinados o mueren y en 1969 se instala en París donde dirigió la Revue d’etudes palestiennes.
Sanbar pone por obra un consejo recibido de su padre: “Siente curiosidad por todo y vayas donde vayas, ábrete al mundo que te acogerá pero no olvides, nunca olvides de dónde vienes”. Ha desarrollado una amplia e intensa labor cultural, ha participado en proyectos cinematográficos y es traductor de poesía y ensayista. Participó como negociador de la diáspora palestina en las Conversaciones de Paz de Madrid y es miembro del Consejo Nacional de Palestina y embajador de Palestina ante la UNESCO. Fruto de sus múltiples actividades surge El bien de los ausentes, título que hace alusión a la Dirección Israelí de los Bienes de los Ausentes, entidad que gestiona las posesiones de los exiliados para que se conserven como estaban en 1948.
Al hilo de sus desordenados recuerdos, desgrana con unas gotas de humor y amargura reflexiones sobre la historia de su pueblo, las personas que ha conocido, la identidad de los exiliados, imágenes de su niñez o de su estancia en la Universidad de Princeton como profesor visitante. En su horizonte vital siempre está Haifa, su ciudad natal, de la que no conserva ninguna imagen y a la que vuelve muchos años después. Una ciudad, dice, que tiene la cadencia de las mujeres que vuelven a la fuente con el agua desbordando de los cántaros.
Un relato, pues, interesante para conocer de primera mano las actividades culturales, políticas y militares de la resistencia palestina en su intento de conseguir que no desaparezca del escenario internacional su nombre y el de su tierra: “Nadie logrará deshacerse de nosotros. Palestina es una espina clavada en la garganta del mundo. No podrían tragársela”.
