Mapi Ballesteros Panizo es profesora de la Universidad de Barcelona y cuenta con una dilatada experiencia docente en diferentes centros universitarios y también en la enseñanza no universitaria. Ha participado, además, en estudios de investigación vinculados a la importancia de la lectura. Este ensayo, que es fruto de esta experiencia teórica y práctica, ofrece numerosos argumentos para que la lectura de textos literarios se convierta en una actividad prioritaria en la formación de los alumnos, especialmente los lectores más jóvenes. De hecho, el subtítulo del libro apunta a esta intención.
El arranque del libro parte de la realidad actual, descrita en numerosos informes nacionales e internacionales: “Muchos alumnos presentan un nivel insuficiente de competencia lectora y escrita que se manifiesta en la incapacidad para comprender textos literarios y no literarios, así como en la dificultad para expresar sus ideas de manera clara y coherente”. Pero esta insuficiencia cultural se traslada también a otros ámbitos formativos, pues para la autora, y para numerosos expertos, la educación literaria siempre va más allá de la enseñanza formal, pues fomenta el pensamiento crítico, el discernimiento y la comprensión de la realidad: “contribuye a mitigar la crisis de nuestro tiempo sin ofrecer respuestas prefabricadas”.
Dedica Ballesteros un capítulo a destacar la importancia de la literatura infantil y juvenil, apoyándose en los ensayos de Teresa Colomer, experta en la materia. Para Ballesteros, “quien lee más vive más y amplía su capacidad de penetración psicológica, de análisis de conflictos y de búsqueda de respuestas vitales acordes con los propios valores”. La lectura tiene, por lo tanto, una función cognoscitiva fundamental para la formación de las personas.
La autora cita también el estudio que Luis Galván publicó en 2004 en la revista del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que lleva por título Elementos para un plan de educación literaria, en el que proporciona sugerentes ideas que deberían ser el sustrato de cualquier plan de lectura dirigido a los lectores más jóvenes, hasta los dieciocho años. En este capítulo y posteriores, apoyándose en los comentarios de escritores de renombre (como Tolkien, C. S. Lewis, Marcel Proust y Edith Wharton), se reivindican los cuentos de hadas y los folclóricos, y se ofrece un método claro para que las lecturas y las técnicas de trabajo impulsen la actividad cognitiva.
El libro está dirigido a docentes de todas las etapas, también de la universidad, a los padres y madres preocupados por las lecturas de sus hijos y a todas aquellas personas interesadas en la promoción de la lectura en el contexto cultural actual. Para la autora, la literatura es “el mejor antídoto para desintoxicar a los estudiantes de un consumo pasivo de información audiovisual”, a la vez que eleva la función formativa de la literatura, que no se reduce a sus aspectos de entretenimiento ni a sus intereses pragmáticos y utilitaristas, una preocupante limitación de la enseñanza de la literatura en la actualidad.
Todo en este breve ensayo, muy directo, va encaminado a proporcionar un método para la selección de los textos que leen los alumnos de modo que saquen el máximo partido personal a la experiencia literaria. Porque, como afirma Mapi Ballesteros, “el hábito de leer no nos hace necesariamente mejores personas, pero sí nos hace más inteligentes y respetuosos”.