Palabra. Madrid (2005). 189 págs. 11,20 €. Traducción: Vicente Ayuso.
Esta biografía constituye una interesante introducción a la vida y la obra de Edith Stein. Viki Ranff ha decidido que fuera la propia santa Teresa Benedicta de la Cruz quien hablara en primera persona, a través de una cuidada selección de textos autobiográficos. En la primera parte del libro se aborda su intensa vida, desde su indómito carácter infantil hasta el abandono del judaísmo familiar.
No fue atea militante, pero se mantiene durante largos años en una especie de tibieza religiosa hasta que intelectualmente se siente atraída por la religión. Su apasionada búsqueda de la verdad determina su dedicación a la filosofía. En esos años de formación universitaria, Stein vive atrapada en las labores intelectuales; hasta tal punto le absorbe la filosofía que tuvo caídas de ánimo, rozando los estados depresivos.
Si algo marcó la vida profesional de Edith Stein fue su encuentro con Husserl y la corriente fenomenológica. Despunta en Gotinga y más tarde se doctorará en Friburgo. Llega a ser secretaria de Husserl, pero algunos desencuentros terminan con la relación laboral; su amistad, sin embargo, continuará hasta la muerte del maestro.
Por sus propios testimonios se aprecia el paulatino proceso de acercamiento a las verdades del cristianismo y la fe católica. La lectura de santa Teresa de Jesús, con quien se siente identificada, le anima a dar el paso definitivo. En 1922 recibe el bautismo y muy pronto descubrió su vocación de carmelita. Los conflictos familiares -su madre no entendió nunca su conversión- la obligan a demorar su entrada en el Carmelo.
Nunca rompió Edith con sus raíces judías; de hecho, durante los años treinta, escribió una carta a Pío XII pidiéndole su intervención pública en defensa de los judíos perseguidos. La persecución contra los judíos la lleva a instalarse, junto con su hermana, en un convento holandés, donde será detenida y deportada a Auschwitz en 1941. Allí morirá.
La segunda parte del libro es una breve descripción de su filosofía. Su pensamiento evolucionó hacia el tomismo, de tal forma que el último período de su trayectoria intelectual trata de aproximar esta corriente a la fenomenología, desmarcándose así del giro idealista del Husserl tardío.
Existe un capítulo interesante dedicado a detectar influencias de la obra de Stein en la encíclica «Fides et ratio» de Juan Pablo II. Este Papa, que la canonizó en 1998 y la nombró copatrona de Europa un año más tarde, reivindicó el papel de una filosofía cristiana que salvara la confrontación entre religión y filosofía. Como señaló Edith Stein, ambas se mantienen unidas en la búsqueda de la verdad. Su propia vida lo demuestra.
Josemaría Carabante