Diccionario del español actual

Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos

GÉNERO

Aguilar. Madrid (1999). Dos tomos. 4.666 págs. 14.000 ptas.

Aunque los nuevos métodos lingüísticos y tecnológicos han arrumbado aquella heroica definición de lexicografía como «arte de elaborar diccionarios», sobrevive en esta disciplina técnica del idioma la aspiración a la exactitud y la perfección, compartida por ciertos artistas y por quienes emprenden la titánica tarea de componer con honradez un lexicón.

Treinta laboriosos años consumidos en acarrear materiales y descubrir palabras en usos y acepciones nuevas han dado como fruto este colosal diccionario que testimonia el uso actual del español, indicando los niveles o ámbitos en que el vocablo se utiliza: jergal, literario, popular, rural, de divulgación…

Según su director, el catedrático y académico Manuel Seco, se trata de un catálogo de voces «descriptivo, no prescriptivo o normativo», ilustrado con ejemplos vivos. Cerrada la búsqueda en 1993, recopila palabras como jebo, el pez fletán, el verbo flipar, domótica (‘aplicación de la informática a la vivienda’) y reúne muchos términos que un lector o un hablante «cotidiano» conoce, como titulitis, gasoil, guaperas…

Más de 4.600 páginas, 75.000 palabras, 141.000 acepciones, unas doscientas mil citas de diferentes textos donde se emplean esos términos, son algunos de los abrumadores datos que refrendan el trabajo de estos lexicógrafos, rigurosamente atentos a la vitalidad presente del idioma. Los dos volúmenes -pensados y diseñados para suavizar la consulta y el aprendizaje- reflejan el léxico del español en la segunda mitad del siglo XX.

La metodología recuerda a la del diccionario de autoridades que ofreció en el siglo de su fundación la Real Academia Española de la Lengua: cada palabra está refrendada por el uso de un autor, una autoridad en la materia, que emplea un determinado término en una precisa acepción. Además, las citas reales garantizan la vigencia de la acepción. Asimismo, agrega información sintáctica singularmente útil.

A este espléndido repertorio se le ha reprochado, en crónicas y reseñas de urgencia, las escasas citas de nuestros escritores iberoamericanos y se le han señalado comprensibles omisiones y matices que en futuras ediciones podrán subsanarse. Sin embargo, más vale pensar en lo que el Prof. Marsá suele recordar: pocos ejercicios de humildad intelectual más sencillos para un supuesto conocedor de la lengua que leer el diccionario por cualquier página y cerciorarse de que se desconocían bastantes acepciones o que costaría explicar con las propias palabras. Lo mismo ocurre con «el Seco».

Para su lanzamiento, la editorial Aguilar ofrece esta obra a un precio especial de 14.000 pesetas; a partir del 2000 el precio subirá a 16.000 pesetas. Podemos sospechar que, dentro de no mucho tiempo, se presentará en formato de CD-ROM esta admirable obra de consulta y referencia de la lengua española en el pórtico del tercer milenio. Con el permiso de la Academia, con la anuencia del Moliner, una especie de Webster de nuestra lengua española..

Joseluís González

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