Este estudio intenta demostrar que los países ricos con mayores desigualdades son también los que están peor en términos de felicidad y de calidad de vida. O, en sentido positivo, que haciéndonos todos un poco más iguales -en las condiciones de vida, cultura, educación, etc.- nos iría mucho mejor en todo lo demás. Empezando por un sentido de la vida más generoso y menos egoísta.
Es una tesis que se puede admitir, sin más, porque es razonable y roza incluso con la tautología: “Si fuéramos mejores estaríamos mejor”. Pero los autores la documentan sobre un estudio basado en lo que sucede en 23 de los países más ricos de la OCDE.
Después analizan la situación de esos países según distintos parámetros; ...
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