Cuentos, fábulas y Lo demás es silencio

Augusto Monterroso

GÉNERO

Alfaguara. Madrid (1996). 360 págs. 2.500 ptas.

La obra de Augusto Monterroso (1921) es bastante corta: algunos libros de narraciones, un libro de ensayos, uno de entrevistas, una biografía y un dietario. Y es que la brevedad caracteriza la obra de este autor guatemalteco afincado en México. Él mismo cuenta que encontró la clave de estilo en un anuncio del servicio telegráfico: «No escribas, telegrafía». Esa parquedad, sin embargo, refleja una deliberada voluntad de estilo, alejado de grandilocuencias, barroquismos o complicados esquemas estructurales, tan característicos a veces de los narradores latinoamericanos. Su visión del hombre es menos pretenciosa y su propósito más sencillo.

Este libro reúne sus narraciones Obras completas (y otros cuentos), Movimiento perpetuo, La palabra mágica, La Oveja negra y demás fábulas, y Lo demás es silencio (vida y obra de Eduardo Torres). Los tres primeros títulos recogen sus cuentos. En ellos, Monterroso penetra con finísimo humor en las paradojas de la vida cotidiana, del llamado sentido común y, especialmente, de la vanidad. Su extraordinaria capacidad de observación y su ironía descubren lo absurdo en lo supuestamente solemne, en lo cotidiano y en las inocentes frases hechas. A su capacidad técnica añade Monterroso una gran variedad de personajes.

Mezcla de narración, ensayo, aforismo y ácido humor es La Oveja negra. Como un moderno Esopo, enfoca y desenfoca los mitos y las tradicionales enseñanzas descubriendo sus aspectos más repetidos y ya casi vacíos de significado. O simplemente subraya su aspecto humano. Y así Ulises no es un intrépido aventurero sino un marido que no soporta la capacidad tejedora de la coqueta Penélope. Lo demás es silencio es una espléndida burla de los homenajes literarios, de la literatura y, sobre todo, de los literatos.

La admiración que Monterroso ha declarado por Cervantes, Swift, Borges, Carroll y Montaigne se nota en sus cuentos. Su ironía muestra una visión agradable de la vida, aunque también aparezcan tópicos anticlericales y sus personajes se muevan por los más elementales impulsos.

Tras su aparente sencillez, Monterroso esconde una gran maestría. Conoce todos los recursos literarios y de todos se burla. Siempre se ha considerado a Monterroso como un autor para escritores, porque, con gran humor, socava todos los tópicos literarios y especialmente la figura ridícula del literato, que protagoniza algunos de sus cuentos.

La publicación de estos cuentos ha coincidido con la aparición de un volumen de artículos (La palabra mágica, Anagrama, Barcelona 1996, 125 págs., 1.400 ptas.), donde Monterroso demuestra su agudeza literaria y que puede servir de complemento a su parcial biografía Los buscadores de oro (ver servicio 128/93). Los contenidos son variados, desde comentarios sobre autores y géneros literarios hasta reflexiones circunstanciales o artículos sobre historia de la literatura.

Pedro L. López Algora

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